Han aparecido en medios de comunicación nacionales entrevistas del licenciado Hugo Aguilar Ortiz, quien será el próximo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Esas comparecencias públicas nos llevan a hacer distintas consideraciones —algunas pueden estar equivocadas—, pero me surgen como profesor que tengo el honor de ser de las Facultades de Derecho de la UNAM y de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, en donde hace años fui también docente, y de la que es egresado el autor de las entrevistas a las que me referiré.

Es la primera vez que recuerde, que un presidente de la Suprema Corte conceda entrevistas en torno a cómo piensa que sea su desempeño desde esa elevada responsabilidad. Los jueces, independientemente de su jerarquía, solo declaran y hacen públicas sus inquietudes a través de sus sentencias.

La función de los juzgadores debe estar orientada e investida de absoluta imparcialidad, por esa razón motiva una reflexión el que haya mencionado que le acompañará un “bastón de mando” que han de entregarle alguno de nuestros ejemplares y admirables pueblos indígenas, cuando el único bastón de mando debe ser el de la ley y de la búsqueda de la materialización de la Justicia. Decir que habrá de privilegiarse a los indígenas, es incorrecto que lo diga un Juez.

Es su propósito recorrer la República. Dio a conocer su deseo de viajar al interior del país para conocer problemas y dialogar con las personas. Estima que no debe asumirse la actual postura de esperar que lleguen los asuntos que tengan que resolverse.

Lo anterior implica que tendrían que hacerse reformas muy drásticas tanto a la Ley de Amparo, como a la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, y eso desvirtuaría la esencia misma y las funciones de la Suprema Corte de Justicia.

No podemos, no debemos ignorar las buenas intenciones que lo animan, pero sí será muy prudente que se ciña a lo que nuestro marco jurídico señala. Como máxima autoridad del Poder Judicial, está obligado a respetar y cumplir nuestro Estado de Derecho, y en su momento, si lo juzga conveniente, promover las reformas legales que estime benéficas para la sociedad.

Ignoro la causa por la que lanzó una muy grave acusación, diciendo que estaba enterado que en las Salas, en las que ahora la Corte divide su trabajo, “había muchos vicios”, y que merced a la reforma no se presentarán, porque las resoluciones se discutirán y aprobarán en sesiones públicas. Esa afirmación le obliga a presentar las denuncias públicas de los hechos que conozca para sancionar esas conductas indebidas.

Refirió también que a partir del día 2 de septiembre se abrirán las puertas para “recibir a la gente”. Enhorabuena que así sea; tendrá obviamente que organizar su agenda, como actualmente lo hacen los ministros para poder atender al público, pero también los aspectos sustantivos de sus tareas jurisdiccionales.

En una de sus entrevistas hizo saber su propósito de “construir otro México”. No es una afirmación afortunada, México no será construido o destruido por una persona, México avanza con los aciertos y yerros de sus gobernantes en todos los órdenes de gobierno. Eso deseamos para el Ministro Presidente, que sirva con la emoción que expresa en sus entrevistas, de las que he transcrito estas ideas, en bien de todos los mexicanos, independientemente de su origen étnico.

Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM

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