Se ha venido mencionando que se pretende quitar el nombre del expresidente Gustavo Díaz Ordaz a una colonia de la Ciudad de México, así como algunas calles que llevan su nombre.
Es por eso que me referiré a algunas de las distintas realizaciones del sexenio de 1964 a 1970, en que él gobernó.
La responsabilidad presidencial la tuvo después del presidente Adolfo López Mateos, y fue así que le correspondió recibir del presidente Johnson la franja de tierra en la frontera con Estados Unidos identificada como el Chamizal.
En el orden internacional, es de destacarse la defensa que hizo del país a propósito también de los Estados Unidos, cuando se le culpaba a México del problema de la drogadicción en ese país, en un viaje país expresó que el problema no era propiamente de México, sino de los Estados Unidos, expresando que si bien era cierto que aquí se podían producir algunos estupefacientes, lo grave era que los estadounidenses que los demandaban y consumieran, “podemos ser nosotros el trampolín, pero ustedes son la alberca”.
Durante su gobierno se firmó, en febrero de 1967, el llamado Tratado de Tlatelolco que proscribía el uso de las armas nucleares en América Latina.
Durante su administración se celebraron los Juegos Olímpicos en 1968 y la Copa Mundial del Futbol en 1970.
En el orden interno, el crecimiento del país fue del orden de un 6 al 8 por ciento, y la inflación acumulada durante su sexenio fue del 2.7%.
Con el propósito de atender la producción de petróleo se creó el Instituto Mexicano del Petróleo.
En el orden material, se inauguraron en 1970 las dos primeras líneas del Metro. Por cierto el Jefe de Gobierno José Ramón Amieva Gálvez, del Partido Morena, que tuvo ese encargo en 2018, ordenó se quitara la placa conmemorativa que señalaba en la glorieta de Insurgentes, que esa obra había sido inaugurada por el presidente Diaz Ordaz.
En ese sexenio se construyó el Palacio de los Deportes, la Alberca Olímpica, el Canal de Remo en Cuemanco y la llamada Villa Olímpica en Tlalpan para hospedar a los participantes en las Olimpiadas.
Se inició la construcción del drenaje profundo en la capital; se inauguró el Centro vacacional de Oaxtepec; se construyó la llamada Presa de la Amistad en la frontera del Estado de Coahuila con Texas, que inauguró con Nixon.
Dentro de la atención a la agricultura, es de mencionarse que se inició la construcción de la Presa de la Angostura, que es la más grande del país y que es también una importante generadora de energía eléctrica. La red carretera aumentó en 14,200 kilómetros.
En el campo, el entonces Departamento de Asuntos Agrarios, repartió en favor de los campesinos, 24 millones de hectáreas.
En el orden legislativo, se promulgó una nueva Ley Federal del Trabajo con beneficios concretos para la clase trabajadora; dentro también de esta actividad, se presentó la iniciativa para reformar la Constitución de la República, para concederles la ciudadanía a los jóvenes a partir de los 18 años.
Las anteriores menciones son algunas de las distintas aportaciones realizadas durante esa administración. Esperemos que el actual Jefe de Gobierno de la Ciudad no materialice el cambio de nombre de distintos lugares que recuerdan a quien fue Presidente.
Este sexenio, que todavía tiene 87 días, se ha dedicado a confrontar y dividir a los mexicanos, y señalar que solo lo hecho en esta administración es bueno, esperemos no sea seguido por el actual Jefe de Gobierno.