Cuando la gente es ajena e incluso, indiferente a una situación complicada, en muchas ocasiones se vierten opiniones despiadadas, plagadas de crítica voraz y carentes de moral alguna. Por supuesto, desde el total desconocimiento de la situación.
El lado más inhumano y despiadado hace que algunos aprovechen los momentos bajos de la persona que se encuentra inmerso en el problema. Ahí es cuando surge el odio, la descalificación, la envidia, los golpes bajos… Todo esto con cimientos muy débiles, asentados en el fangoso terreno de la total desinformación y el ansia de subirse al tren de las injurias, que tiene como destino obtener cierta notoriedad a cualquier costo. Lo importante es pegar, ganar vistas y likes.
Hago referencia a todo lo anterior porque el sistemático bajo proceder para golpear la reputación de Jaime Munguía fue verdaderamente grotesco.
Recientemente, Jaime Munguía —mediante un comunicado oficial y declaraciones en público en la CDMX—aclaró que luego de una ardua investigación y extenuantes jornadas de exámenes y descargo de pruebas para probar su inocencia con respecto al resultado adverso luego de la pelea de revancha ante Bruno Surace, el ente llamado BBBofC —junta de control del boxeo británico— había determinado que Jaime Munguía no era culpable del positivo.
Los resultados de la investigación concluyeron que lo sucedido fue un falso positivo causado por contaminación accidental con pregnenolona, una sustancia legal y no prohibida.
Durante el proceso actué de manera mesurada, publicando solo información oficial. Nunca publiqué mi opinión, pues no soy experto en estos temas, ni trabajo en algún laboratorio que se dedique a ellos. Esto lo digo porque pareciera que las innumerables páginas que hablan de boxeo son más expertas que los expertos de verdad.
Algo que me llamó la atención fue que la BBBofC designó a la UKAD, organización antidopaje del Reino Unido, para llevar a cabo la investigación, misma que arrojó un resultado favorable para Jaime, eximiéndolo de toda culpa con respecto al resultado inicial.
En este tiro al blanco mediático, los desalmados y carentes de escrúpulos llegaron a insinuar que el culpable era Eddy Reynoso y aprovechándose del momento, trajeron a la conversación varios casos que no estaban relacionados con el caso Munguía-Escobedo.
Quiero dejar bien en claro que, si Jaime Munguía hubiera resultado responsable de ingerir sustancias prohibidas, yo hubiera sido el primero en criticarlo y señalarlo públicamente. Le tengo un enorme aprecio a Jaime, pero también tengo un nombre, el cual respeto.
Los oportunistas aprovecharon el bajo momento de Jaime Munguía, pero nunca se imaginaron que Fernando Beltrán y el mismo Jaime lucharían con todo hasta agotar recurso alguno con tal de probar la inocencia del chamaco de Tijuana. Jaime aguantó los golpes bajos de los que pegan por la espalda, pero se levantó para noquearlos a ellos y a sus infundadas críticas.
Al final, Jaime salió limpio y con la mano en alto.