Es innegable que Terence Crawford se impuso con claridad sobre Saúl “Canelo” Álvarez en su combate del pasado 13 de septiembre, conquistando el derecho a ser llamado campeón indiscutido de los supermedianos. Para “Canelo”, esta derrota podría ser la más dolorosa de su carrera, pero también parece ser la que ha enfrentado con mayor madurez, serenidad y profundo análisis.
Tanto los medios de comunicación, como una buena parte del público, conocen poco o nada al “Canelo”.
Critican por criticar, sin detenerse a entender al peleador tapatío, ni la dimensión real de su trayectoria. Y es curioso porque hacía muchos años que no veíamos al “Canelo” sin cinturones y sin ese estatus de campeón mundial que llevó por más de una década.
A la gente se le olvida que un día él también fue retador, y que como todos los que sueñan con ser campeones del mundo, entrenó con un hambre voraz, con la convicción de quien persigue su primera corona.

La disciplina del “Canelo” es fuera de serie, pero los años inevitablemente cobran factura. Tras tantas peleas, el cuerpo no responde igual. Los golpes no se van; se quedan, y se quedan para siempre. Si a eso sumamos sus extraordinarios logros económicos, es lógico que, sin darse cuenta, el hambre, en todo sentido, puede disminuir. No es lo mismo dormir en calzones que hacerlo en pijama de seda.
Habiendo cubierto la carrera del “Canelo” desde sus inicios, puedo afirmar que perder todos los cinturones en una sola noche debe haber sido uno de los golpes más duros en su vida profesional. Y sin embargo, ese dolor puede transformarse en la motivación más grande que haya tenido nunca. “Canelo” detesta perder y quienes lo conocemos, lo sabemos bien. Por eso, lo que para muchos significó un final, para él puede ser el combustible perfecto para escribir un resurgimiento.
Sé leer bien el boxeo. Entiendo que, en una revancha ante Crawford, “Canelo” no sería favorito. Sería, de hecho, una de las noches más empinadas de su carrera. Crawford subiría con ventaja psicológica, técnica y narrativa. “Canelo”, en cambio, subiría sin cinturones, sin corona y el papel de retador por primera vez en muchos años, pero también llegaría con todo por ganar y mas hambriento que nunca.
Esa versión del “Canelo” podría ser la más peligrosa. Sería una fiera herida con un solo objetivo en mente: recuperar lo que en su corazón sabe que le pertenece.
Prácticamente al terminar la primera pelea publiqué que, en mi opinión, “Canelo” buscaría la revancha sí o sí. Y es que resulta difícil concebirlo sin el status de campeón.
Para ese sector radical que insiste, desde hace años, en afirmar que “Canelo” no toma riesgos, les dejo una sencilla pregunta:
Si “Canelo” va por Crawford otra vez… ¿No es ese, justamente, el riesgo más grande?
@ErnestoAmador







