Ante la amenaza de imponer aranceles a los productos mexicanos con el pretexto de que el gobierno de nuestro país no ha hecho suficientes esfuerzos para frenar el tráfico de fentanilo a Estados Unidos, se presenta la estrambótica situación en la que el alevoso pasa por alto, de manera deliberada, sus responsabilidades por la crisis en la que se ha hundido su economía y parte importante de su propia población, culpando al vecino de ser el causante de sus desgracias.

Con este rebuscado despliegue de falsedades, la nueva administración encabezada por el presidente Donald Trump, al mejor estilo de los medios oligopólicos de divulgación de su país, reafirma la nociva y malévola tendencia a trastocar la realidad con noticias y declaraciones basadas en falsedades para introducir narrativas que ponen en duda hechos concretos que van a contrasentido de sus intereses hegemónicos.

Calumniar al Gobierno de México de tener alianzas con organizaciones criminales como las que hizo el sábado la Casa Blanca, es un hecho lamentable tanto cuanto mentiroso e injerencista que desprecia el respeto que nuestro país le confiere al gobierno y pueblo norteamericanos y lastima, de forma innecesaria, la relación bilateral que a ambos países beneficia desde hace ya varios lustros.

Como lo expresó ayer mismo nuestra Presidenta en respuesta a esa declaración: “Si en algún lugar existe tal alianza [mafiosa con organizaciones criminales], es en las armerías de los Estados Unidos que venden armas de alto poder a estos grupos criminales, como lo demostró el propio Departamento de Justicia de Estados Unidos en enero de este año.

“Si el gobierno de Estados Unidos y sus agencias quisieran atender el grave consumo de fentanilo en su país, pueden por ejemplo combatir la venta de estupefacientes en las calles de sus principales ciudades, lo que no hacen y el lavado de dinero que se genera por esta actividad ilegal que tanto daño ha hecho a su población.

“También podría iniciar una campaña masiva para evitar el consumo de estas drogas y cuidar a sus jóvenes, como lo hemos hecho en México. El consumo y la distribución de drogas está en su país y ese es un problema de salud pública que no han atendido. Además, la epidemia de opioides sintéticos en Estados Unidos, tiene su origen en la prescripción indiscriminada de medicamentos de este tipo, autorizados por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) como lo demuestra el juicio contra una farmacéutica”.

Los problemas de la economía estadounidense son muy profundos y de larga data. La imposición de aranceles no resuelven nada, por lo contrario, terminarán perjudicando aún más a su propia población.

Lo que México busca es colaboración para combatir, en ambos países, a los grupos delictivos que producen y trafican droga, lavan dinero, generan violencia y una nefasta cultura acorde con ella, y hacerlo conjuntamente, pero siempre con responsabilidad compartida, confianza mutua y sobre todo, respeto a nuestra soberanía, que no es negociable.

Esperamos que el Sr. Trump y sus asesores entiendan que México no quiere la confrontación, que ese no es el camino, pero actuará con firmeza conforme lo reclamen las circunstancias y en defensa de nuestros legítimos intereses.

Consejera jurídica de la Presidencia

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