México es un país con una riqueza natural, cultural e histórica inigualable. Las mexicanas y mexicanos somos un pueblo excepcional, trabajador, honesto, creativo y solidario. A pesar de ello, los gobiernos priistas y posteriormente, en el periodo neoliberal, los gobiernos en turno dieron la espalda a millones cerrándoles la puerta hacia un trabajo bien remunerado y a la esperanza, por lo que no tuvieron más alternativa que migrar al vecino país del norte en busca de la subsistencia.
Es importante decir que migrar no es un delito, es un derecho humano reconocido por organismos internacionales; pero, hoy, migrar se ha convertido también en sinónimo de salir de nuestra tierra o del país para tratar de encontrar un espacio donde trabajar honradamente y ganar lo suficiente para mantener con dignidad a la familia. En general se migra por necesidad, no por deseo.
De esta manera, millones de hermanas y hermanos han dejado sus comunidades, arriesgándolo todo, con la esperanza de encontrar un nuevo horizonte. Estas personas, nuestros migrantes, se han convertido ya, gracias a su trabajo profesional, honradez y tesón en piezas importantes del motor económico de los Estados Unidos y simultáneamente, también en nuestros Héroes Migrantes, pues gracias a las remesas que envían a sus familias, han venido alimentando la vitalidad económica de México.
De acuerdo con el último censo de población, se estima que hay 38 millones de mexicanos viviendo en Estados Unidos y según el más reciente reporte de Latino Donor de 2024, el PIB generado por las personas de origen mexicano que allá radican, asciende a ¡781 mil millones de dólares!
Si nuestros paisanos fueran una economía independiente, serían la décima más importante del mundo superando a países como Australia, Brasil o Italia. Ese es el tamaño de la participación de nuestros héroes y heroínas en el vecino país del norte.
La migración se ha convertido ya en un fenómeno mundial imposible de soslayar que debe atenderse de forma integral, como lo ha dicho reiteradamente la presidenta Claudia Sheinbaum.
Al respecto, podemos decir que a diferencia de los gobiernos neoliberales, que todo lo ponían al servicio “del mercado”, los gobiernos progresistas de la Cuarta Transformación ofrecen al pueblo un abanico de oportunidades: Becas, trabajo, pensiones, infraestructura básica, de transporte, de salud y educativa; las obras insignia han generado miles de empleos directos e indirectos y todo ello representa un modelo de desarrollo compartido para tener alternativas aquí, en el país, sin la necesidad de emigrar arriesgando la vida.
Finalmente, debo expresar a nuestras hermanas y hermanos migrantes mi mayor solidaridad. Ustedes, con sus manos, construyen casas, preparan comidas, trabajan los campos, embellecen jardines y mueven a una de las economías más importantes del mundo. Sus historias de valentía y fortaleza son la identidad de nuestra nación. Migrar no es huir, es resistir.
Ante los eventos recientes en ciudades como Los Ángeles y otras, no están solas o solos, cuentan con todo el apoyo del Gobierno de México y de la presidenta Claudia Sheinbaum.
No caigamos en provocaciones.
Recuerden que la lucha sigue, organizada y pacíficamente.
Consejera jurídica de la Presidencia