El presidente Donald Trump ha culpado a los inmigrantes de los problemas que aquejan a los Estados Unidos como la delincuencia, la altísima disposición de drogas y el aumento del costo de la vivienda, además de acusarlos de quitar empleos a los norteamericanos, por lo que prometió llevar a cabo la mayor campaña de deportación masiva en la historia de su país. Esta comenzó el 20 de enero pasado, luego de su toma de posesión.

El fenómeno de la migración de las personas es el desplazamiento voluntario de un lugar a otro de una población, que conlleva un cambio de la residencia habitual. La historia de la humanidad hace referencia a los grandes movimientos geográficos, económicos, culturales y políticos que impulsaron los desplazamientos en masa de la población, algunos por los llamados “factores de expulsión” como la deserción escolar, el desempleo juvenil, la violencia e inseguridad, la violencia sexual, la guerra, la persecución, los desastres naturales, que orillan a los migrantes a abandonar sus regiones o países.

Pero, también por los “factores de atracción” que llaman a la migración hacia determinadas regiones o países con mejores salarios, trabajo y condiciones de vida más favorables en lo general.

En términos generales, los migrantes que se ven forzados a dejar su hogar, su país, su comunidad, sus redes de apoyo y su cultura para buscar un futuro mejor para sí y en consecuencia para sus familiares que se quedan, son en gran medida jóvenes, incluso, en el corredor de América Central-México-Estados Unidos, niños, niñas y adolescentes migrantes cuya vulnerabilidad es atroz.

Por otro lado, para los países de acogida, generalmente la migración ejerce una influencia significativa cuando debido a múltiples factores tienen escasez de mano de obra y los nuevos trabajadores llegan a ocupar puestos de trabajo vacantes contribuyendo al crecimiento económico local.

Según datos de Migration Policy Institute (MPI), grupo de expertos independiente y no partidista fundado en 2001, aproximadamente 5.1 millones (45 por ciento) de los 11.3 millones de inmigrantes no autorizados en Estados Unidos a mediados de 2022 procedían de México. La mayor parte se emplea en labores agrícolas, en la construcción, el servicio doméstico, restaurantes y hotelería, por tanto, aumentan el tamaño de la economía, pagan más en impuestos de lo que reciben en servicios públicos y elevan el consumo interno.

Tras su contundente victoria electoral, el presidente Trump declara una emergencia nacional y utiliza al ejército para implementar su plan de deportación masiva; hemos visto imágenes indignantes de inmigrantes indocumentados que son conducidos encadenados; así mismo la exhibición de vehículos militares llegando a la frontera con ostentación y que forman parte de una campaña de difusión estilo hollywoodense, que promueve el terror entre las y los inmigrantes, para beneplácito de las redes sociales y en contraposición con una importante palanca de creación de riqueza en la sociedad estadounidense.

En lugar de sembrar narrativas dudosas con apariencia de objetividad, es tiempo de dar paso a la verdad, que en el caso de la inmigración, históricamente ha sido para los Estados Unidos una propuesta donde todos ganan.

Consejera jurídica de la Presidencia

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