El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujeres no es una celebración, es un día para evaluar, tanto desde el gobierno como en la sociedad, lo que hemos hecho y sobre todo, lo que falta por hacer para poner fin a la violencia que enfrentamos las mujeres.

Las cifras son alarmantes. Por ejemplo, 23 millones de mujeres han sido víctimas de acoso en la calle. A esta cifra se suma el acto cobarde, condenable y deleznable que vivió hace unos días la presidenta de la República, quien, al denunciar a su agresor hace evidente una situación que vivimos día a día las mujeres en las calles y el transporte público, pero que poco se denuncia. Somos decenas de millones las mujeres, que hemos sido víctimas de agresiones físicas, emocionales, sexuales, económicas o digitales, sin embargo, según el Inegi, la cifra negra de este delito alcanza el 98%.

Es importante reflexionar cómo desde 1999, cuando la ONU estableció el 25N, las violencias se han diversificado, ocupando todo espacio y medio posible para violentar a las mujeres y las niñas; es así que ahora el ciberacoso que hace uso de tecnologías digitales para amenazar, acosar, humillar o intimidar y que puede tener graves consecuencias emocionales y psicológicas para las víctimas.

En atención a esto, las Naciones Unidas convoca a que mañana 25 de noviembre nos unamos para visibilizar la violencia digital contra mujeres y niñas que se ha incrementado de manera preocupante y es urgente actuar.

De hecho, la igualdad y una vida libre de violencia hacia las mujeres, son ya en nuestro país parte de una política pública transversal. Con la Reforma Constitucional en materia de Igualdad Sustantiva, en México se fortalece la paridad en todos los cargos de decisión; se crea el Sistema Público de Cuidados; la igualdad salarial y la obligación del Estado de garantizar una vida libre de violencias para mujeres, niñas y niños. Por otro lado, el programa Abogadas de las Mujeres ofrece asesoría jurídica gratuita y especializada a quienes enfrentan violencia, también constituye una red de protección entre mujeres. Además, el Gobierno de México distribuyó la Cartilla de Derechos de las Mujeres, cuyo propósito es difundir —entre ambos sexos— cuáles son los derechos esenciales que toda mujer puede y debe exigir.

El marco normativo y las políticas públicas, buscan resarcir desigualdades estructurales, porque la libertad y la igualdad solo florecen donde no hay inequidades.

La violencia contra las mujeres debe terminar y frente a su expresión más brutal —el feminicidio—, debemos actuar de inmediato en dos frentes: la prevención sistemática y la cero impunidad. Porque cuando un feminicidio ocurre, lo mínimo que una sociedad digna debe garantizarse, es que la verdad salga a la luz y que la justicia nunca se negocie.

Cerraré diciendo que ante las violencias no basta con involucrarnos cada 25 de noviembre: difundamos, visibilicemos y combatamos todas las formas de violencia contra la mujer, cada día del año. Porque hablar de igualdad y de una vida libre de violencia no es una consigna: es una política pública transversal, respaldada por reformas, programas y decisiones históricas.

Que sea un compromiso permanente.

Consejera jurídica de la Presidencia

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