Este mes celebramos el Día Internacional de la Mujer y como cada año, es importante reflexionar sobre cómo en sectores tan relevantes como el de la tecnología aún queda camino por recorrer en temas de inclusión y perspectiva de género.

De acuerdo con el Global Gender Gap Report 2023, elaborado por el Foro Económico Mundial (FMI), los trabajos en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) están bien remunerados y se espera que continúen creciendo exponencialmente en el futuro. Sin embargo, los datos del FMI sobre los perfiles laborales de los miembros muestran que las mujeres siguen estando significativamente subrepresentadas en la fuerza laboral STEM. Va una comparación como ejemplo: las mujeres representan casi la mitad (49.3%) del empleo total en otras ocupaciones, pero únicamente un 29.2% de todos los trabajadores STEM.

El argumento de promover la inclusión en sectores estratégicos como el de las TI, que cada día nos sorprende más con productos y servicios basados en tecnologías como la inteligencia artificial (IA), no ha cambiado. Recientemente el Banco Mundial dio a conocer que cerrar la brecha de género en la fuerza laboral podría aumentar el Producto Interno Bruto (PIB) global hasta en un 20% para el año 2025. Pero cuando hablamos específicamente de profesiones STEM, los beneficios van más allá: Fomentar la participación de las mujeres en los campos STEM deriva en la mejora  de servicios sólidos en áreas como la salud, la educación y el bienestar social.

En tiempos en los que IA, la automatización y otras tecnologías nos están llevando a lugares que nunca imaginamos, a impulsar el potencial humano y hacer nuestras vidas más fáciles, las mujeres tienen que ser protagonistas de estos cambios, pues sólo en la diversidad de ideas y puntos de vista se puede innovar y encontrar los mejores caminos para alcanzar nuestras metas.

Es momento de reconocer que la participación equitativa de las mujeres en el sector STEM, además de una cuestión de justicia social, también es una estrategia determinante para impulsar la innovación y el progreso global. En pocas palabras, es una necesidad económica.

El camino es claro y las soluciones van desde mejorar las tasas de retención, volver a capacitar a las mujeres en roles tecnológicos, hasta fortalecer la participación de las niñas en clases de STEM desde etapas tempranas de su proceso educativo. En fin, que este día nos siga recordando la importancia de seguir trabajando juntos para superar las barreras que limitan el máximo potencial de las mujeres en la tecnología y en todos los ámbitos de la vida.

Directora de Planeación Estratégica, Recursos Humanos y Comunicación Corporativa de KIO

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