En el debate sobre la inteligencia artificial (IA) domina una línea de argumentación que se basa en temas como violaciones a la privacidad, difusión de desinformación, violación a los derechos humanos y de manera constante sobre la sustitución de mano de obra por robots, lo que representaría mayor desempleo y en consecuencia una mayor brecha de desigualdad entre ricos y pobres.
Pero, ¿qué es lo que viene con esta revolución tecnológica que representa la inteligencia artificial? La realidad es que de ser una tendencia tecnológica, la IA va encaminándose a ser un factor clave en el desarrollo económico de los países, lo que se ha convertido en una competencia entre las naciones más desarrolladas para ver quién lidera su desarrollo.
En este escenario los países en desarrollo se encuentran en desventaja porque sus gobiernos se encuentran resolviendo la cotidianidad y las emergencias, dejando a un lado la inversión que se debe realizar para estar en posibilidades no digamos de competir, sino de formar parte de esta nueva realidad.
El temor a lo desconocido lleva a tomar con predisposición las posibles ventajas de los avances tecnológicos. En el caso de la inteligencia artificial, con mayor razón cuando nuestros referentes son países con alto grado de desarrollo en sus industrias.
Sin embargo, es importante señalar que diversas actividades económicas pueden beneficiarse del uso de la denominada inteligencia artificial generativa (GenAI), que en plataformas como ChatGPT, Copilot o Gemini, por mencionar las más populares, se están popularizando en América Latina. De acuerdo con un informe del Banco Mundial y de la Organización Internacional del Trabajo, un 14% de los empleos serían más productivos con el uso de esta tecnología. Costa Rica, República Dominicana, Colombia y México se encuentran dentro de los países de la región que tienen mayores oportunidades de crecimiento económico su introducen esta tecnología.
Sin embargo, en países en desarrollo la transformación de algunas actividades se encuentra ante una situación que les obstaculiza su incorporación a nuevos esquemas, por la brecha que existe en el acceso digital y la infraestructura, lo que significa que millones de personas podrían ser excluidas de los beneficios que está representando actualmente en otros países esta revolución tecnológica. Lo más lamentable es que no estamos hablando de falta de capacidad humana, sino de falta de infraestructura básica.
Los países de Latinoamérica se encuentran ante una gran oportunidad que requiere la inversión en materia de infraestructura, sobre todo en las regiones con mayor marginación. Veamos a las herramientas digitales como instrumentos que darán mejores oportunidades económicas, que pueden mejorar sus niveles de productividad tanto a las grandes corporaciones como a pequeñas y medianas empresas, que además representan el sector más importante de la economía.
Ese es el futuro que permitirá combatir la brecha de desigualdad. Vayamos en ese sentido, para realmente construir países en donde se aproveche todo su potencial económico y dejemos de hablar de los países pobres y los países ricos. Ese es el reto.
Senador de la República y Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PAN