El proceso de elección de la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos realizado en el Senado de la República representa un grave antecedente de lo que puede suceder el próximo año con la elección de jueces, magistrados y ministros: una simulación disfrazada de proceso democrático.
La integración de la terna de aspirantes a la titularidad del organismo garante de los derechos humanos mostró de manera descarada que a la mayoría legislativa del partido en el poder no le importa violentar ningún mecanismo para imponer a quien les garantice obediencia absoluta.
La máxima del expresidente Andrés Manuel López Obrador de 90% de lealtad y 10% de capacidad se encuentra más vigente que nunca: la nueva ombudsperson nacional fue la peor calificada por las y los senadores integrantes de las Comisiones Unidas de Justicia y de Derechos Humanos. Pero eso no fue obstáculo para que primero fuera integrante de la terna final, y después, fuera electa sin que se respetara la secrecía de los votos de los legisladores.
Todo este espectáculo que atestiguamos en el Senado de la República fue una farsa, la simulación de un proceso democrático que pretende legitimar una instrucción.
Lo más delicado es que seguramente el proceso que se realizará el próximo año para elegir a juzgadores será una reedición de lo que hizo Morena en el Senado para elegir a la titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. No le servirá a las y los aspirantes contar con el mejor perfil profesional y demostrar conocimientos, lo que va a pesar en la selección de quienes vayan a aparecer en las boletas es que sean leales a su movimiento, para que se conviertan en sus empleados.
Por eso no se eligió en la CNDH a ninguna de las otras dos aspirantes que formaron parte de la terna final, a pesar de tener las mejores credenciales, el respaldo de las organizaciones de la sociedad civil y trayectorias impecables. Hoy en México, ser el mejor es una desventaja.
Debemos agregar que además le están negando al INE el presupuesto que solicitó para la organización de la elección judicial, en la que serán electos 881 cargos entre ministros, magistrados y jueces. El costo asciende a 13 mil 205 millones de pesos, una cifra que ha sido calificada de muy alta, sin considerar que ese es el costo de una jornada electoral donde se instalarán cerca de 170 mil casillas y se entregarán al menos seis boletas a cada elector.
A partir de ahora comenzaremos a ser testigos de un proceso electoral que lamentablemente se va a convertir en una simulación. Vamos a ver cómo estarán engañando a la gente, con escenas tan burdas como la tómbola que se realizó para definir qué vacantes del poder judicial van a ser electas.
Seremos testigos de cómo Morena convierte nuestra democracia en una simulación. Ya lo hizo en el Senado al elegir a Rosario Piedra. Ahora sigue la elección al poder judicial.
Senador de la República y Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PAN