Nuestro país vive momentos de grandes retos y de importantes definiciones, tanto en el ámbito interno como en el contexto internacional. La vorágine informativa de los últimos meses ha sido de tal magnitud que hemos llegado a perder cada vez más capacidad de asombro. Sirvan estos días de la Semana Santa para que hagamos una reflexión, sin apasionamientos ni filias ni fobias políticas, que nos permitan desde nuestra individualidad, recordar que día con día todas y todos aportamos desde nuestras diferentes trincheras a la construcción del futuro de nuestro país.
Retomemos el valor del diálogo en nuestra democracia. Las cámaras de Diputados y Senadores son el espacio del debate político que permite enriquecer el trabajo legislativo. Minimizar las expresiones contrarias, o lo que es peor, ignorarlas, es no entender la pluralidad de nuestra sociedad. Contar con el apoyo de la mayoría de la población en las urnas es eso, una mayoría, pero el ejercicio del gobierno debe ser para todas y todos, por eso la importancia de escuchar a la oposición que representa justamente a un sector de la población que no votó por la mayoría. Esas y esos mexicanos existen y están viendo cómo la aplanadora silencia e ignora su existencia.
Por eso se deben crear consensos. Así funcionan las democracias, con inclusión, escuchando a todos y sumando. Devolvámosle al ejercicio de la política su herramienta más importante que es el diálogo. La sociedad nos está observando, a todos, al partido gobernante y a la oposición. Hagamos lo que nos corresponde a cada quien por el bien de nuestro país.
Vimos cómo se aprobó sin aceptar ninguna propuesta de modificación la reforma judicial, que devino en un proceso que de origen ha sido lamentable, usando una tómbola para elegir a muchos de los que están participando en el proceso electoral para elegir a los próximos jueces, magistrados y ministros. Una reforma que no tuvo consenso y de la que ahora estamos viendo una campaña que la población desconoce, porque la ve como una simulación.
Hay mucho por hacer para que el poder judicial se fortalezca, no podemos dejar que se convierta en un carnaval donde los próximos responsables de hacer cumplir las leyes sean quienes ahora protagonizan videos sin propuestas y haciendo sketchs de comedia.
La relación con el nuevo gobierno de los Estados Unidos será permanentemente de sorpresas. Durante los próximos cuatro años estaremos siempre viendo cómo cambia de manera constante la postura hacia México. Si no estamos unidos, esa polarización social que existe en nuestro país será utilizada para vernos débiles como país. Sumemos, escuchemos, dialoguemos, para sumar propuestas y seguir construyendo una relación de respeto y fortalecer nuestra relación comercial con una negociación del TMEC entre iguales.
Esperemos que estos días de reposo y reflexión ayuden a que todos tengamos un replanteamiento personal sobre la situación actual de nuestro país, a contar con una perspectiva diferente para poder ver con mayor claridad nuestra realidad política y como sociedad. Tenemos una enorme responsabilidad con nosotros, pero sobre todo con las próximas generaciones de mexicanas y mexicanos.
Senador de la República y Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PAN