El peor gobierno fue definido teóricamente desde la Antigüedad. Se ha entronizado de tiempo en tiempo. En el correr de los Siglos. En muchos Estados.

Sus expresiones son inequívocas. Reiteradas. Descaradas. Descarnadas. Crueles. Sanguinarias.

Se ven claramente en la conducta de quien ejerce el poder. Es la más desviada. Torcida. Irracional. Corrupta. De cuantas han existido. O sean conocidas.

El morenismo es la encarnación de ese desgobierno: la tiranía.

Es su artífice. Su protagonista. Su beneficiario.

En esa dolorosa realidad, no caben Ilusiones. Engaños. Esperanzas. Sueños. Ese grupo ha arrastrado. Entregado. Sacrificado a México ante el altar de todas las antítesis de la democracia.

El último golpe contra esta, será la reforma electoral que coordinará el “demócrata” Pablo Gómez. Las consultas. Encuestas. Deliberaciones sobre el tema, serán una farsa. El grupo nombrado para hacerlas lo garantiza.

Con la desvergüenza como punta de lanza, argumento, “razón”, el partido hegemónico derribó todos los obstáculos. Incurrió en todas las arbitrariedades y aberraciones. El gobierno concentró todos los poderes. Sus líderes lo lucen. Presumen sin rubor. En las expresiones más grotescas y vulgares.

Corruptelas. Excesos. Desfiguros. Alarde. Lujos. Opulencia, son las características de los tirano-oligarcas: las cúpulas del morenismo. Las hacen pasar como naturales. Normales. Como nueva cultura de su democracia.

Se sienten dueños del país. Actúan como Amos. Capataces. Esclavistas. Se creen inamovibles. Insustituibles. Eternos.

Están equivocados.

Aunque se sostengan por algunos años, les llegará el momento del despertar. De su inevitable reconexión con la realidad. Sabrán que todo fue efímero. Pasajero. Momentáneo. Que no fueron. Que no son. Nada.

Pueden verlo claramente en cuantos los antecedieron. Ahí están reducidos a lo inexistente. Marginados. Repudiados. Despreciados. Simples objetos de conmiseración.

Los morenistas jamás escaparán a la constante de la Historia, que invariablemente impone límites. Sus leyes. Sus tiempos son ineludibles. Inflexibles. Inexorables. Lo que el desengaño demore será lo de menos.

Hoy, viven la borrachera del principio de su dominio. Nada los frena. Nada los induce a la decencia ni al recato. La licencia, el libertinaje son su cara.

Su carta de presentación. Les tiene sin cuidado lo sucias que están. No paran de enmugrarlas.

Los distinguen los defectos del ambicioso. Fanfarrón. Jactancioso. Fantoche, que tan amorosamente abrazan. Los hundirán los contrarios de las virtudes, que tanto desdeñan.

Acomodaron todas las normas e instituciones para quedarse por siempre. Se protegen con la Constitución misma. Ésta, empero, es alterable. Modificable. Cuando el yugo de los sátrapas se torna insoportable para un pueblo.

La potestad ciudadana puede corregir cualquier desarreglo. Desvíos que la perjudiquen. Su soberanía es capaz de enderezar a quienes están obligados a ver que estos no se produzcan. O que maliciosamente. Por su conveniencia, provocan.

Pronto, es el único augurio sobre el tiempo que podría durar el festín de los derrochadores. Lujuriosos. Opresores neoplutócratas morenistas.

En su mundo ideal, parlotean democráticamente. Gobiernan tiránicamente. Disfrutan la vida oligárquicamente. Querrán hacerlo por siempre.

Están equivocados.

En su obra máxima: Política, Aristóteles tipifica al tirano. Dice de él que es el peor de cuantos ocupan un cargo público. Por sus desmesuras. Sin control ni apego a la ley, se convierte en una bestia rabiosa.

El tirano, sostiene Rousseau, gobierna con el puñal en el pecho del ciudadano. El terror es el resorte con el que lo somete. Actúa en beneficio propio y de sus seguidores. El pueblo. El bien común, es lo que más desprecia.

El perfil politológico-sicológico del tirano lo define también como irascible. Paranoico. Megalómano. Bipolar. Soberbio. Ávido de adulación. Agresivo. Intolerante. Cobarde. Provocador. Conflictivo.

Esa forma de ser. Didáctica perversa. Patológica. Modelo nefasto, corresponde, nada más. Nada menos, a Andrés Manuel López Obrador. El gran tirano. El huachicolero de la política cuyo ejemplo derivó en una especie de tiranía colectiva. Grupal. Pandilleril. De tiranuelos. Los tiranitos que desgobiernan ahora.

Estos, fieles a las enseñanzas de su pastor, van más lejos. Muestran una pretendida autoridad moral exhibiéndose en todas las formas de inmoralidad. Incluso en plena amoralidad. Sin valores. Ética. Principios. Vergüenza. Pudor.

¡Somos ricos!, parecen gritar con sus viajes. Compras. Desmesuras, a una sociedad pobre. Empobrecida. Necesitada. Precarizada. Burlada, a la que hacen creer demagógica, hipócritamente, que vive en democracia. Que es su única preocupación.

¡Somos corruptos!, parecen ufanarse por los frecuentes. Extraordinarios. Escandalosos casos cotidianos de prevaricación. Superados cada día por otros aún mayores.

¡Somos impunes!, es el mensaje que mandan a su “pueblo bueno” en cada una de sus acciones que, sin importar su naturaleza o magnitud, quedan siempre sin consecuencias. Para ellos las leyes no existen.

Motivación suficiente para reincidir. Motivo sobrado para considerar que un cambio radical. Profundo. Duradero, no se dará desde adentro, sino que, si tal ocurre, obligada y necesariamente se gestará. Planeará, Ejecutará desde afuera.

Esta posibilidad, eventualmente, podría potenciarse por la acción comunicativa. Por la Prensa realmente libre que, corriendo todos los riesgos y restricciones, sostiene su deber de informar. Difundir. Analizar. Opinar. Cuestionar los vicios de la élite política.

La Prensa es, todavía hoy, el último valladar que tienen enfrente los tiranos neo-oligarcas morenistas.

Les incomoda. La repudian. Les molesta. La detestan. Les estorba por denunciar sus excentricidades. Anormalidades. Canalladas. Ruindades. Por eso actúan sistemáticamente en su contra.

Sus ataques a la Prensa. Intentos de sometimiento. Incondicionalidad requerida. Persecución. Hostigamiento. Acoso. Castigo. Muerte a quienes opinan aun ex bona fide (de buena fe), son síntomas inequívocos. Señales ominosas. Testimonios claros del gobierno tiránico.

Sus intentos por ahogarla. Anularla. Borrarla, no van a parar. Se ven cada vez más con mayor frecuencia. Lo que han conseguido hasta ahora en ese vergonzoso empeño, no les satisface.

Quieren que únicamente haya medios que adulen. Elogien. Aprueben. Magnifiquen lo que hacen. Y que no toquen la doctrina de su caudillo: No robar. No mentir. No traicionar. Es lo único que hacen.

A esa línea se han sometido algunos medios. Son de sobra conocidos. Youtuberos, blogueros, tiktokeros, instagrameros, granjeros. No pocos “periodistas mañaneros” proclives a reptar. Lamer las cadenas. Las suelas de las botas de sus amos, son sus mejores aliados.

Entre la verdadera Prensa, que se ajusta a su función. Responsabilidad. Deber. Misión. Compromiso, se hallan incontables “reporteros” de las Redes Sociales.

Esos ciudadanos, armados con un simple celular, seguirán siendo una inestimable fuente. Fuerza de observación. Exhibición. Denuncia de las trapacerías de los políticos, especialmente morenistas, con independencia de lo que pueda hacer la Prensa Libre. Se retroalimentan en la misma línea.

Sin la formalidad y el status de esta. Sólo con imágenes susceptibles de captar en todos lados. Haciéndolas públicas. Reproduciéndolas millones de veces, esos “periodistas” seguirán potenciando la indignación colectiva que cae sobre, y va in crescendo contra los arrogantes líderes morenistas.

Si a eso se agrega que por sus desvergüenzas están de fijo en el panóptico norteamericano. Ese ojo planetario que todo lo ve con propósitos disciplinarios. De control. Presión y chantaje; así como del escrutinio de la Prensa y la Opinión Pública Internacionales, más les vale que no hagan cuentas tan alegres.

Línea de Fuego

Libia Dennise García, gobernadora panista de Guanajuato, es un total y absoluto fracaso. La criminalidad que ofreció combatir, sigue incontenible. La sangre corre en toda la entidad. Lo peor sería que, como se dice en todos lados, algunos capos “despachan” en oficinas públicas… “Vendepatrias”, ¡no! “Vendenarcopolíticos”, ¡sí!, es lo que hace Alejandro Moreno Cárdenas –y no porque goce de una gran reputación– en Estados Unidos. La patria son todos los ciudadanos. Los narcopolíticos, encabezados por AMLO en el listado que el líder del PRI fue a entregar a Washington y denunció aquí, ante la FGR, no son toda la Nación… ¿Se va limpio Pablo Gómez de la UIF después de la manera como la manejó? Hay quienes aseguran que será un nombre más en la “lista” de Marco Rubio... En lo que podría ser un paso firme hacia su futuro político, Rafael Marín Mollinedo, titular de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), prepara una reforma para modernizar el sistema, frenar la evasión fiscal, aumentar la recaudación, reducir el contrabando y fortalecer la economía. Será presentada ante el Congreso el 1º. de septiembre…Dice la presidenta que México recuperó su dignidad con el aplazamiento de los aranceles. ¿Acaso estaba perdida? Si la recobró en una llamada con Trump, ¿puede garantizar que no la perderá en tres meses, o antes?... Inexplicable, que Omar García Harfuch, el funcionario que más apoya a la presidenta Claudia Sheinbaum deteniendo criminales, drogas y armas, se siente al lado de Rubén Rocha Moya en una Mesa sobre Seguridad, considerando que se lo señala como factótum de la inseguridad en que está sumergido a Sinaloa. Debió aprovechar el encuentro para aprehenderlo, comentan algunos lectores… Omar Reyes Colmenares es bien recibido como nuevo titular de la UIF. Lo ayudan y respaldan su cercanía, confianza y amistad con el titular de la SPC, pero también sus propios méritos... ¿Podrá sostenerse Adán Augusto López Hernández como líder de los tomboleros y acordeoneros del Senado de la República con el peso de las faltas que lleva encima desde que fue “gobernador” de Tabasco?

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