El gobierno de Andrés Manuel López Obrador fue único. Totalmente atípico. Nuevo. Novedoso. Innovador. Histórico.
En el seguimiento que se le está dando, lleva destructividad. Devastación. Ruina. Retroceso. Involución. Perniciosidad. Antihistoria. Perversidad.
Ha sido intensivo. Extensivo. Compulsivo. Excesivo. Abusivo.
Con la sucesión, a menos de cien días de haberse producido, no se le ven alteraciones ni replanteamientos significativos. El continuismo es puro y más duro.
Rompe con las formas de gobierno establecidas desde la Antigüedad.
Añade una nueva a las que, desde el Siglo IV A. C., establecieron Platón y Aristóteles.
Politólogos, juristas, sociólogos, historiadores, introdujeron variantes para dar especificidad y claridad a los cambios impuestos por la realidad y el tiempo.
Pero todos se han regido por la tipología de esos dos grandes pensadores griegos y de otros muchos, en cientos de años.
Las Constituciones o formas de gobierno buenas o justas, desde hace 2400 años, son:
Monarquía, aristocracia y democracia. Gobierno bueno de uno, pocos y todos, respectivamente.
Las Constituciones malas y corruptas, degeneración de las anteriores, son:
Democracia, oligarquía y tiranía. Gobierno malo de muchos, pocos y uno, en ese orden.
La democracia es constante entre regímenes buenos y malos.
AMLO estableció una Constitución que es totalmente desconocida.
Él es el padre de la Tiranía Constitucional. Es fundacional. Oprobiosa. Criminal. Se la esgrime legalmente para esclavizar.
La tiranía, históricamente, se da por medio de la violencia; AMLO la erigió con base en las leyes de la democracia preexistente.
Con el tiempo, cuando se haya estudiado su sexenio, pasará a la historia como un innovador, pero de la regresión política extrema.
Los estadistas, que gobiernan con la ley y engrandecen a sus pueblos, entran honrosamente por la puerta grande de la trascendencia.
Los tiranos, que desgobiernan y esclavizan a la ciudadanía con el puñal en el pecho, arriban a la memoria social por las cañerías, cubiertos de lodo.
Lo que AMLO ha hecho –a lo cual su sucesora da continuidad con plena (in)consciencia–, muy probablemente ni siquiera él mismo lo haya imaginado.
Su “obra” fue y es producto de su sin razón. Su descomposición mental. Su ira. Su imprudencia. Su sed de venganza. Su incontinencia. Sus vicios morales. Su falta total de virtudes públicas.
Sólo por esos conceptos –no adjetivos–, que lo definen politológicamente como un ser desalmado: sin alma, literalmente, pudo ser capaz de entregarse enfermizamente a la destrucción del Estado.
La catástrofe que provocó desde el poder, se sintetiza en su demencial decisión de dejar al país sin Constitución; acabó con los derechos. Garantías. Libertades. Anhelos. Democracia.
Arregló la Carta Magna para su uso y conveniencia, exclusivamente. Pocos, desgraciadamente, conocen toda la trama. Se convertirá en drama.
Dice el sicoanalista Erich Fromm que para ser creador hay que ser original. Y sin duda, el ex presidente lo ha sido.
Pero no para construir. Sino para derruir y arruinar Su proyecto de número y letra es esencialmente eso. Decenas de hechos lo confirman.
La semilla de la peligrosidad que entraña, ha sido sembrada por doquier.
Radica esencialmente en la apropiación del Derecho.
Quien tuerce la ley actúa con sigilo. Él lo hizo impúdicamente, con abyecciones y loas de sus epígonos.
Quien hace el Derecho, puede apropiarse del poder y hacer su voluntad.
Y eso, precisamente, es lo que han hecho AMLO y su partido. Se robaron el Congreso.
Se adjudicaron la mayoría de representantes en ese órgano con la complicidad de consejeros y magistrados electorales.
Recurrieron a los medios más deleznables para asegurar la mayoría calificada. Utilizan al “Gran Traidor” para tenerla en el Senado y aprobar la reforma judicial.
Ahora, CSP tiene manos libres para hacer las leyes a su medida. Sin obstáculos.
Las 72 modificaciones que Morena y sus cómplices –PT y PVEM– le han hecho en sólo tres meses, de lo cual dio cuenta EL UNIVERSAL el 13 de diciembre, no tiene referente.
La destazaron. Destruyeron lo que los constitucionalistas llaman “el espíritu de un pueblo”. Ya no es lo que fue. Es una monstruosidad.
La convirtieron, junto con todos los cambios que se hicieron en el sexenio anterior, del instrumento de derechos y libertades para todos, en yugo, cadena y látigo para los que no respalden y aplaudan sus atrocidades y latrocinios.
Sus maniobras son reprobables y canallescas. Pero AMLO-Morena las ajustaron a la “legalidad”. La única. La suya.
Toda su inmoralidad política está cubierta por una legalidad funcional, pero inestable.
De donde se sigue la tipificación del régimen que el ex presidente dejó vigente.
Seguirá gobernando la kakistocracia: los más ineptos. Impreparados. Incompetentes. Desvergonzados. Mienten. Traicionan. Roban.
La Tiranía Constitucional establecida por AMLO es cruda. Descarada Descarnada. Inhumana. La peor forma de gobierno hecha con reglas de la democracia.
Con base en la norma, aplastó el gobierno popular. Acabó con todas las promesas que este siempre ha tenido. En México apenas vio el amanecer. La oscuridad lo ha cubierto.
Claudia Sheinbaum, depositaria de todo el poder que eso representa, podrá hacer su segundo nivel, que ahora avanza hacia el despojo del dinero que los trabajadores han ahorrado en el Infonavit. Y en esa línea, ¡cuidado Banxico!
Pero es un nivel al revés. Hacia abajo. Será el sótano donde, con lo que se podría decir también que el de AMLO fue un Golpe de Estado Constitucional.
Se cancelaron las libertades. Los anhelos de seguridad. Paz. Solidaridad. Concordia. Prosperidad de los mexicanos.
Los jurisconsultos suelen decir que después de Dios sólo está la Carta Magna como lo más grande, importante y querido para las sociedades.
Pues ellos, los morenistas, la tienen en sus manos. La secuestraron. La usurparon.
Contra la Constitución, nada es posible. Su poder se halla en manos de interpósita persona, pero AMLO se la apropió.
Se la llevó a su retiro dorado. Junto con la lealtad de quienes le ayudaron a consumar el hurto. Ellos la aplicarán. Él puede despreocuparse.
Cuenta también con la incondicionalidad de todos aquellos que, viéndose favorecidos por sus programas electoreros, estarían dispuestos a matar por él.
Pese a lo sagrado de la Constitución, no es eterna.
Suele ser alterada por la razón-sinrazón. La razón de la inadmisibilidad e intolerancia de los malos actos que en su nombre se cometan desde el poder, y la sinrazón de la violencia que puede desencadenar… un pueblo cansado y agraviado.
Línea de Fuego
El asesinato de un policía federal en Sinaloa y de muchas otras personas aún con la presencia por varios días del titular de la SSPC en esa entidad, Omar García Harfuch, parece un mensaje del crimen organizado de que no se detendrá ante nadie ni ante nada. ¿Se apoyaría ese desafío en la certeza de que la estrategia de abrazos no balazos no cambiará? ¿Será otra después de la reunión del fin de semana de Claudia Sheinbaum con el gabinete de seguridad? En cualquier caso, el 20 de enero está muy cerca… Mis mejores deseos para todos por estos días de necesaria fraternidad.