Pertenecen al mismo grupo. El de los pocos inmensamente ricos. Privilegiados. Oligarcas. Los dueños de México. Realidad incontrovertible.

Uno sabe que enfrentarse al gobierno no es rentable. El otro cree que confrontarse con el máximo poder político lo llevará a un triunfo que históricamente parece imposible.

Las dos posturas son respetables. Las consecuencias que de ellas deriven, únicamente recaerán sobre ellos.

Para el ingeniero Carlos Slim, su estrategia mesurada. Inteligente. Solidaria. Ganadora, debe ser muy placentera. Las utilidades de sus empresas van viento en popa. Navega sin contratiempos.

Para Ricardo Salinas Pliego, su actitud podría ser profundamente satisfactoria. Si le gana al SAT, más. O sumamente amarga. Frustrante, si esa entidad lo obliga a pagar impuestos.

El ingeniero Carlos Slim ha hecho negocios desde siempre con los gobiernos. Absolutamente irreprochable.

Sus cuantiosas inversiones en múltiples ramas han contribuido a la realización de muchos de los grandes proyectos gubernamentales de bienestar colectivo.

En la construcción y recreación continua de un círculo virtuoso, su capital ha generado empleos. Ingresos para miles de personas. Pago de impuestos. Desarrollo.

Enriquecimiento legal. Ganancias legítimas. Relaciones cordiales. Mayores beneficios. El mundo ideal.

Los últimos dos gobiernos, que se autoproclaman como de izquierda, han gobernado con la derecha, representada por el capital. No es indebido. Hoy, como nunca, es una imperiosa necesidad.

Por ignorancia. Desdén. Conveniencia demagógica, la derecha ha sido referida nebulosamente como enemiga. Para López Obrador fue enigmática. Imprecisa opositora. Continuamente satanizada.

Por un lado, la descalificaba sin definirla. Por otro, dormía con ella. Comía con ella. Se reunía con ella. Decidía con ella. Favoreciendo su interés.

La presidenta, más moderada, hace lo mismo. Los empresarios están con ella frecuentemente en su palacio. Asumen decisiones por todo el país.

Oligarquía. Derecha. Plutocracia. Conservadurismo, son conceptos concomitantes. Se los utiliza como sinónimos. Indistintamente. Con bastante frecuencia.

Oligarquía es la forma de gobierno caracterizada desde la Antigüedad como el gobierno de los más acaudalados. En siglos, esa impronta no ha cambiado. Se ha reafirmado.

La motivación principal de los magnates. Su motor. Su misión en la vida. Lo que la justifica, es la ganancia. Esta, sin una dispersión. Sin un reflejo hacia la comunidad, teóricamente, se considera vergonzosa. Cada cual sabrá cuánto se ruboriza.

El liberalismo económico –distinto del liberalismo político–, que la anterior y la actual administración federal han atacado como a molinos de viento para hacer creer que son de izquierda, está representado por el dinero. Es su esencia. Su espíritu. Naturaleza. Principio. Sueño de eternidad.

El comercio. El negocio. El crédito. El rédito. Toda actividad que derive en la maximización del capital. Más rendimientos. Acumulación desmedida, son las fuentes de la producción y la reproducción del capitalismo.

Su expresión extrema es el neoliberalismo. Modelo de desarrollo, que no de progreso, vigente desde hace más de 30 años en todo el mundo. Es la globalización. El crimen organizado, incluso, está insertado en este proceso.

Lo que mejor lo define. Representa, es el triunfo de la derecha. La muerte de la izquierda. Una y otra, aparentemente inalterables. Irreversibles. ¿Qué persona, sociedad, nación, no quiere ser rica a todo costo?

La izquierda sólo queda como recuerdo. Intento vano de concreción de la sociedad sin clases. Discurso populista. Utopía que el mismo Marx, Lenin y sus seguidores tendrían que reconocer en su total fracaso.

La derecha es la fuerza más poderosa que mueve al mundo. De ella surgen las pugnas que se están dando en todos lados. La pelea es por el mercado. La renta. Por encima del Estado.

Los gobernantes mexicanos predican principios e ideales de izquierda. Pero ostensiblemente han abrazado los beneficios. Lujos. Placere de la derecha. Los ejemplos sobran. Les funciona para mantener a sus seguidores.

Su desesperación por más intercambio comercial se refleja en el terror que les infunde Estados Unidos con la amenaza de cerrar fronteras. Incrementar aranceles. Imponer condiciones –lo que inevitablemente hará por conveniencia y avaricia de sociedad oligárquica– en la revisión del T-MEC.

Carlos Slim, a quien su principal biógrafo (se autonombra “slimnólogo”) sugiere se lo llame Señor Slimán por su capacidad y disposición a la convocatoria. Unidad empresarial. Nacional. Impulso al país. Mejoría social, es factótum en torno de las autoridades y de México.

Así le hay ido. Así le va. Así le irá.

Ese respaldo nunca lo ha inhibido para expresar lo que piensa en el ámbito que mejor se desempeña. Conoce. Domina. Visualiza. Le preocupa.

Recientemente, por ejemplo, expresó que es necesario invertir para alentar el desarrollo, pero sin dejar de atender la pobreza. Esta debe combatirse, “pero no sólo dando dinero”, sino capacitando a la gente para dar empleo y generar bienestar. Inobjetable propuesta.

Con el acompañamiento de quienes detentan el poder económico, el gobierno hace política social. Dar pasos con la mayoría de los que lo encarnan, es ir a la segura.

Sabe, como cualquiera, que, sin el dinero privado, el presupuesto es insuficiente para atender las crecientes necesidades de la población. Más, si lo tira en proyectos multimillonarios fallidos. En programas clientelares.

Sin ese aporte, la conflictividad social por demanda de satisfactores de todo tipo, se agudiza. Podría llegar a tal nivel, que las presiones se tornen insoportables y el país tome derroteros indeseables.

Los empresarios ganan, sí. Pero su contribución a la estabilidad. La paz. El desarrollo. El crecimiento, son inestimables.

Sin ellos, el país estaría en el estancamiento. Retroceso. Conflicto colectivo permanente. Caería en la inestabilidad. Anarquía. Violencia –no criminal– incontrolables.

En contraste y por sus alocuciones, se puede creer que Ricardo Salinas Pliego también anhela y busca lo mejor para México. Pero con una visión y por una ruta distintas. A él le parece injusto el pago de contribuciones que asegura no debe.

El dueño de TV Azteca está en todo su derecho de resistirse a lo que juzgue indebido. Es lo que todo ciudadano puede y debe hacer. La suya es una lección de didáctica. Susceptible de concientizar a la gente para no permitir abusos. De quien sea.

La única igualdad posible de todos, es ante la ley. Perder conforme a su justa observancia. Moral. Éticamente aplicada. Desprovista de pasiones, no es vergonzoso. Dura lex. Sed lex. (La ley es dura, pero es la ley).

El litigio fiscal que sostiene Salinas Pliego con Hacienda, empero, parece desigual porque las palabras presidenciales, que tanto peso tienen, podrían inclinar la balanza en su contra.

“…No hay ningún tribunal --y eso que tiene muchas relaciones, muchísimas relaciones, dijo refiriéndose a Ricardo Salinas Pliego sin nombrarlo-- que le haya dado la razón”.

Sabido de sobre es que nadie es buen juez en su propia causa. Y ese pleito se ha personalizado.

De donde podría seguirse que el gobierno, contra todo lo posible y obligadamente legal, hará pagar lo que dice que el empresario le debe. Pero agregándole. Esgrimiendo la animadversión. El rencor. La venganza.

Darle la razón, siendo uno de sus críticos recurrentes, implicaría que: a).- Un particular puede doblegarlo; b).- Otros lo pueden hacer también; c).- No es invencible; d).- Perdería credibilidad. Obediencia. “Respeto”.

El lujo que ningún gobernante --menos con inclinaciones autoritarias--, está dispuesto a darse, es aparecer. Verse. Percibirse como débil. Vulnerable. Atacable con éxito.

Quienes gobiernan, creen que ceder, conceder, aceptar la razón. La legalidad argumentada por un “enemigo”, es inaceptable. Inconcebible. Desechable.

Frente a ese escenario, suelen no resistir la tentación de desencadenar toda la fuerza estatal para evitarlo.

Por eso, es previsible que, aun asistiéndole la razón, Salinas Pliego no tendrá alternativa y recibirá un fallo adverso.

Con lo cual se cumpliría, ominosamente, la constante de que, aún con la ley en la mano, quien se atreva a enfrentar al Poder, saldrá siempre derrotado…y con un aciago destino.

Línea de Fuego

¿Qué tan importantes son los narcopolíticos mexicanos que Ovidio Guzmán podría exhibir con las esperadas y esperables declaraciones que hará en Estados Unidos, que la presidenta de la República se adelantó a pedir pruebas de todo lo que se diga sobre ellos?... Enrique Peña Nieto se declara honorable con todo lo que se sabe que hizo durante su gobierno. ¿Qué más puede decir ese desvergonzado que entregó el poder y al país al crimen organizado a cambio de protección? ¿Será llamado a cuentas? ¿O será utilizado como imposible tabla de salvación del morenismo, aterrorizado por lo que se le viene encima?... Ya se sabe quiénes están detrás de la manifestación violenta contra la gentrificación que recién se vio en la Ciudad de México. Si no les ponen un alto, escalarán su movimiento y le harán mucho daño a quien ven como enemiga a destruir… ¿Millones de litros de huachicol por todos lados y el gran mentiroso, Andrés Manuel López Obrador, no se dio cuenta?... Hugo López-Gatell podría ser considerado un asesino. Pero el siniestro personaje que lo nombró --¡otra vez AMLO!-- no escapará al juicio histórico de haber cometido un crimen de lesa humanidad… Postular a Donald Trump al Premio Nóbel de la Paz es el acto más grande de desvergüenza universal. El mundo va en esa ruta y no parece que haya retorno.

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