El momento de la Gran Definición parece estar cada vez más cerca.

Y por lo que se ve venir. Se sabe. Se colige. Se intuye, no será la presidenta de México su factótum.

La Operación Mano Extendida, como podría llamarse en un curioso juego de palabras, sería el instrumento que Estados Unidos empiece a utilizar contra el terrorismo que ve en los cárteles. Dueños y señores de México.

Naturalmente, lo ejercería sólo el presidente Donald Trump. De manera personal. Unilateral. Arbitraria.

Puede hacerlo. No hay nada. Nadie capaz de contenerlo.

Claudia Sheinbaum ya definió su postura frente a esa eventualidad:

“(…) No, presidente Trump, el territorio es inviolable, la soberanía es inviolable, la soberanía no se vende. La soberanía se ama y se defiende. No hace falta (…) podemos compartir información, pero nunca vamos a aceptar la presencia del Ejército de Estados Unidos en nuestro territorio”.

Mayor contundencia. Claridad. Firmeza. Rechazo a las pretensiones injerencistas. Intervencionistas de ese país en el nuestro, son imposibles.

La respuesta de la primera mujer presidenta de México ante un peligro que algunos visualizan inevitable e inminente, es digna. Decorosa. Indubitable. Innegociable. Patriótica.

Pero la realidad es otra.

Trump no se moverá de la idea de “liberar” a sus gobernados de la esclavitud y la muerte que les impone el consumo de fentanilo.

Sus argumentos para hacer cuanto esté a su alcance mirando a ese propósito, pueden conducirlo a cualquier locura.

Para él no existen razones que inhiban. Limiten, Moderen sus intenciones. De él no se puede esperar sensatez. Racionalidad. Prudencia.

En él no caben respeto, modales. Sinceridad. Lealtad. Conciencia. Amistad genuina.

La diplomacia. Política. Leyes, le resultan vacías. Insignificantes. Inútiles. Estorbosas. Violables.

Hipotéticamente, la Operación Mano Extendida podría contemplarse en una posible doble connotación:

1.-El alargamiento, sin anuencia y sin anuncio, del brazo policíaco-militar-político-jurídico de Estados Unidos hacia México para actuar, en cualquier forma y grado, contra los protectores de los grandes capos.

2.- La extensión de su “mano amiga” hacia su vecino del Sur a manera de “ayuda”, a fin de que se libre de los cárteles.

En uno u otro caso, el despliegue de las acciones estadunidenses en nuestro territorio, en cualquier status, parece insalvable.

Los amagos ya han estado presentes. Ostensible. Ostentosamente. El desplazamiento de barcos, aviones, drones, agentes, podría ser un ejercicio preparatorio de una estrategia cuidadosamente planeada.

Las presiones de allá siguen. La postura mexicana se mantiene invariable.

Una y otra parte tienen razón. Fundamento. Interés. Lógica.

Pero el poder de cada cual es determinante. Inigualable. Incomparable.

La comunicación frecuente entre presidentes, revestida de receptividad. Amabilidad. Entendimiento. Simpatía. Cooperación, podría ser, empero, un simple aviso.

Incluso, un acuerdo entre ambos.

En el que se establece una cosa y se mantiene en secreto.

Y se hace otra, envolviéndola con discursos patrioteros, soberanos, independentistas.

Ha ocurrido.

El gobierno de Trump quiere verdaderos peces gordos. Los que, desde importantes puestos de gobierno, de muy larga data, han protegido los rostros conocidos. Inasibles. Impunes, del tráfico de drogas.

Estos son muy importantes. Pero sólo son los operadores del negocio.

De ellos se está haciendo cargo, hasta donde le estaría autorizado, el titular de Seguridad, Omar García Harfuch. Los resultados que ha dado son de reconocerse.

La captura y posible extradición de estos, basta para la administración Sheinbaum. Ella quisiera que ahí quedara el asunto.

Pero para su homólogo es absolutamente insuficiente.

Él quiere a los que, desde la sombra. Al amparo del poder público, han permitido. Alentado. Tolerado. Encubierto a las mafias, obteniendo cuantiosos réditos.

El poder político-criminal que ha prohijado la delincuencia generalizada, que domina buena parte de la geografía nacional, es un objetivo irrenunciable para el republicano.

En ese grupo se hallarían funcionarios de ayer y de hoy del más alto nivel. Una lista comprendería gobernadores, senadores, diputados, alcaldes.

Y como la mayoría de estos en la actualidad militan en MORENA, no hay manera de que la presidenta ceda un ápice que fuese susceptible de traducirse en la detención de alguno de ellos.

Rubén Rocha Moya, quien se mantiene en el gobierno de Sinaloa pese a los señalamientos de que está vinculado con el crimen organizado, ilustra claramente la determinación oficial de proteger al morenismo criminal.

Empero, la presidenta no tiene alternativa.

O acepta que EU, en operaciones quirúrgicas que no incursiones del Ejército– capturen a extraditables, o entra por ellos.

El “Himno” jamás le alcanzaría para presentar una defensa mínima.

El único margen de negociación que pudiera tener, apenas le alcanzaría para que algunos personajes se mantuvieran intocados.

Con su discurso y su postura, muy probablemente lo que defiende es, ante todo, a sus correligionarios que han hecho de la función pública un negocio inmoral. Una verdadera traición a México.

Baste imaginar lo que sucedería con su partido si AMLO, como tantas veces se ha dicho, fuera llevado a la Unión Americana a rendir cuentas por su programa de abrazos, no balazos, que entronizó a los cárteles.

Se derrumbaría el edificio morenista. Lo que lleva de su segundo piso colapsaría. Se desplomaría.

Imposible permitirlo.

El obligado. Loable discurso presidencial en defensa de la Nación sería, entonces, un manto protector de delincuentes público-privados guinda.

Y si eso fuere así, no hay ni habría ninguna posibilidad de acuerdo abierto con Trump.

A nadie extraña la defensa de la soberanía nacional. Es una de las indeclinables obligaciones de quien ejerce la primera magistratura del país.

Pero podría ser únicamente una fachada. La presidenta se estaría lavando las manos:

“…nunca vamos a aceptar…”, públicamente.

Pero “aceptamos”, en lo oscurito.

Por un lado, mostrándose defensora irreductible del país. Por otro, quizás, aceptando subrepticiamente la inevitabilidad de la fuerza y la fiereza de la bestia que quiere gobernar el Planeta desde la Casa Blanca.

Es demasiada ingenuidad creer que decirle “no” a Trump a lo que quiere. Exige, Impone, basta para evitarlo.

Esa actitud podría traducirse incluso en el apresuramiento de sus planes. Es sobradamente sabido que él no acepta un no como respuesta. A nada. A nadie.

La suya puede ser una Mano Extendida. O tendida. O distendida. Pero no amiga. La suya es una temible zarpa. Que dejará caer sobre quien sea… que se le resista.

Línea de Fuego

La presidenta Claudia Sheinbaum dice a los morenistas: "No puede haber colusión con la delincuencia, ni organizada ni de cuello blanco". Pero la hay. Igual que las prácticas frívolas y arrogantes que llama a no abrazar. Tienen el poder. Lo usan como les viene en gana. Los lujos y los excesos no pueden faltarles… Ayer comenzó el Seminario Internacional “El Buen Gobierno en el Siglo XXI”, coordinado por el director del Programa Universitario de Gobierno de la UNAM, doctor Eduardo Robledo Rincón. Durante tres días, una veintena de especialistas, nacionales y extranjeros, hablarán sobre el tema. Destacan José Luis Rodríguez Zapatero, ex presidente del Gobierno de España y, muy especialmente, la doctora Gabriela Ramos, subdirectora general de Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO, brillante mexicana quien se perfila firmemente para ocupar, próximamente, la dirección general de ese importante organismo. La cita es en la Coordinación de Humanidades, CU… Si Dante Delgado y Jorge Álvarez Máynez, dueños de MC se ocultan porque José Murguía, alcalde de Teuchitlán fue detenido por su relación con el narcotráfico, que hizo del Rancho Izaguirre un crematorio, seguro no darán la cara durante mucho tiempo por lo que se les viene encima.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios