Ascendió vertiginosamente por las virtudes con las que su creador se comprometió a ejercer el poder. “La esperanza de México” se convirtió en desengaño.
Hoy, desciende a una velocidad estrepitosa. Por un tobogán engrasado. Por los vicios que exhiben sus líderes ejerciéndolo. Uno y otros son una decepción.
Esa es su realidad. Morena y morenistas son la gran tragedia nacional.
Pocos partidos en el mundo han hecho tan rápido el recorrido que hizo el Movimiento de Regeneración Nacional para conquistar y concentrar el poder político casi en su totalidad.
Con un capital de esa magnitud, escasos organismos como ese han cometido tantos errores para colocarse, por sus cúpulas, en un acelerado alejamiento de la población. En el deterioro. Declive. Camino hacia su final.
Por el resentimiento social que han generado, derivado de su cinismo, los morenistas podrán ser repudiados. Rechazados. Odiados, pero por los arreglos legales que han hecho, podrían quedarse por un periodo cuyo término quizá no vean varias generaciones.
En esa eventualidad, habría otras opciones.
Como en la sentencia de Tito Livio, referida por Maquiavelo: “La necesidad es la última y mejor de todas las armas”.
La posibilidad de echar del poder a los malos gobernantes. A como dé lugar. Por cualquier medio. En el momento más inesperado. Como ha ocurrido tantas veces. En tantos lugares a lo largo de la Historia, siempre estará en manos de los pueblos.
La calidad del gobierno que prometió el morenismo, que la gente tanto añoraba después de un siglo de engaños de los demás partidos, se convirtió en fraude sin par. Burla. Frustración.
Tres propósitos alentaron la esperanza que utilizó y mantiene como desgastado slogan. Por ellos, en buena medida, el funesto personaje que los introdujo en su enfermiza búsqueda del poder, el electorado lo llevó a la Presidencia.
No robar. No mentir. No traicionar, fueron sus instrumentos discursivos. Persuasivos. En los que millones de ciudadanos creyeron. Confiaron. Fueron la base para que Andrés Manuel López Obrador se entronizara.
Nunca cumplió sus promesas. En cada una de sus acciones. Declaraciones Decisiones, hizo añicos las expectativas que tanto anhelaban los mexicanos. Fue un fiasco. Fallo rotundo. Contundente. Sin más.
El ex presidente mintió sistemáticamente. Su gobierno descansó sobre miles de falacias. Si en lo personal no robó, permitió que muchos de sus colaboradores más allegados tomaran por asalto las arcas de la Nación.
Sus hijos han sido señalados por enriquecimiento. Por lo menos dudoso. Inexplicable. El más avanzado y avezado en esa práctica parece (D)Andy, que disfruta la vida en el extranjero. Sin importarle que su padre haya traicionado al país. A los mexicanos. Como nunca antes algún presidente lo había hecho.
El asesinato de la democracia que cometió, degradándola a una tiranía, es evidencia irrefutable de su más grande vileza. Deslealtad. Infamia, de que México haya sido víctima por gobernante alguno.
López Obrador, que aspiraba a pasar a la Historia. Inmortalizarse como los próceres de la patria, irremediablemente trascenderá como el más grande. Detestable. Deshonesto. Maléfico político huachicol.
Pese a su supuesto retiro, fue y es. Sigue siendo un político huachicolero.
Este concepto representa, en todos sentidos. Esferas. Dimensiones. Organizaciones, la corrupción más abierta. Innoble. Descarada. Ruin.
El origen de ese término es impreciso, pero se le atribuyen varios significados. De un tiempo acá, se lo emplea cotidianamente en nuestro país para referir el hurto. Alteración. Falsificación de combustibles.
También se lo usa para establecer que una bebida alcohólica ha sido adulterada. Falsificada con distintas sustancias para aumentar su cantidad, mermar su calidad e incrementar las ganancias.
Huachicolero es aquella persona que se dedica a ese trabajo. Ilícito. Ilegítimo. Reprobable. Inmoral.
Andrés Manuel López Obrador huachicoleó la política hasta el extremo. La rebajó. Acorrientó. Desnaturalizó. Tergiversó. Pervirtió. ¿Se irá sin responder por eso? ¿Lo seguirá protegiendo su sucesora a costa del país mismo?
Aquí está seguro…por ahora. Allá, quién sabe.
En vínculo con la política. Verbalizada la palabra. Asignada para describir, que no para adjetivar al morenismo, se puede decir con toda propiedad que este fue. Está, huachicoleado. Es la “obra” más trascendente del ex presidente. Es su “legado”. Y es tan bueno para sus epígonos, que hasta le están poniendo el segundo piso.
Ostensiblemente, AMLO, huachicolero mayor, huachicoleó la política. En incontables ocasiones, la degradó. Rebajó. Distorsionó. Vició. Prostituyó. Pervirtió.
Las evidencias de sus excesos. Arrebatos. Arbitrariedades. Caprichos, están ampliamente documentados. Nadie puede decir que no incurrió en ellos. Que no fueron práctica regular. Común. Cotidiana, durante su administración.
Esa es la carga que llevará siempre. Que nadie le podrá quitar. Disminuir. Aligerar. Con ella, deberá enfrentar el inapelable juicio de la Historia. Quienes lo sigan no ignoran las consecuencias.
La condena que espera por el huachicolero de la política nacional será más grave aún porque hizo escuela con todas sus perversidades. Con su funesto ejemplo, formó seguidores. Los enseñó. Obligó a incurrir en todos los vicios en los que él se aficionó.
Fue permisivo ante sus robos. Los indujo a que lo imitaran en su proclividad a la traición. ¿Cuántos han podido evitar el contagio?
Las falsedades. Atracos. Deslealtades. Inmoralidades, tatuaron su gobierno. Lo definieron. Es el peor de cuantos han existido. El más bajo. Condenable. Ingrato. Deleznable.
A casi siete años de haber accedido a la primera magistratura del país, la situación del morenismo es realmente calamitosa. Deplorable. Lamentable. Desastrosa.
Lo que más ostensiblemente ha extraviado a esa corriente en tan breve tiempo, son las enseñanzas del ex presidente huachicolero. Pero sus huachicoleados discípulos también han hecho y puesto mucho de su parte.
La soberbia, inadmisible. Impensable. Imperdonable. Temible. Máxima falta que debe evitar un político, es a la que más plácidamente se han entregado la mayoría de tomboleros. Acordeoneros. Aboneros. De esa fuente mana la crisis más profunda de la que tal vez no de recuperen.
Definida por lo grandes filósofos de la Antigüedad y de la Modernidad, fronteriza con la arrogancia. Vanidad. Orgullo. Engreimiento. Convicción de inmortalidad, es el peor defecto del político. El morenismo lo ha abrazado como virtud.
En la filosofía. Religión. Política, empero, la creencia de una superioridad, incluso divina, es el pecado capital que inexorablemente conduce a la perdición, ora individual, ora colectiva.
La soberbia induce a negar. Rechazar. Inhibir. Limitar. Castigar la crítica. Desestimar el consejo. La buena fe. La mejor intención.
Esa es la impronta de la élite gobernante.
La presidenta Claudia Sheinbaum, consciente del daño que causan a su movimiento los excesos. Exhibicionismo derrochador. Paseador. Vida licenciosa de (D)Andy, Monreal, Haces, Delgado, Noroña, el llamado “Vampiro Tropical”, les ofrece la fórmula que permita frenar sus tentaciones.
“El poder se ejerce con humildad. Debemos ser austeros”, les dice. Y llama a sus correligionarios a seguir el apotegma juarista de vivir en la justa medianía.
Su exhorto, como el de Luisa María Alcalde, cae en tierra yerma. Estéril. Árida. Ninguno atenderá su sugerencia.
Insolentes. Abusivos. Prepotentes. Altaneros, son incapaces de aproximarse a la humildad. Modestia. Moderación. Recato.
Ellos llegaron al poder para Ser. Figurar. Aparecer. Con sus riquezas. Cargo. Importancia. Reconocimiento. Y creen que enseñando sus fortunas. Capacidad de gasto. Derroche. Dispendio, alcanzan ese status.
Esa postura, sin embargo, los lleva a No Ser. Dejar de ser. Desaparecer. Despersonalizarse. Ocultarse. Anonimizarse. No les importa. Sólo quieren desahogar el deseo de seguir en la orgía de poder que tienen.
Su desvergüenza es tal, que su mundo ideal sería acallar. Ahogar. Asfixiar todo cuanto se diga en contra de ellos, a fin de entregarse al placer. Lujos. Excesos sin límites a los que asocian sus cargos.
Aún con limitaciones. Impedimentos. Obstáculos. Legales o ilegales. Legítimos o ilegítimos. Hoy, Mañana. Pasado, tendrán observadores. Ciudadanos ofendidos. Lastimados, encima de ellos. Todo el tiempo.
Esos incontenibles e insaciables cazadores de ruindades. Rastrillo de estiércol (muckraker), como podría considerarse ahora a usuarios de las redes sociales, están empeñados. Dispuestos a seguirlos a cualquier lado.
Para presentar. Difundir. Publicitar sus desfachateces y despertar. Provocar. Generar conciencia de sus canalladas. Y provocar reacciones.
Así, no serán pocos los que, con el tiempo, tal vez se vean en el lamento que, aún utilizado en muchos textos, se reconoce al poeta Gaspar Núñez de Arce:
“¡Oh Dios¡ ¡Cuánto me has elevado… para hacer más grave mi caída!
Línea de Fuego
Entre la podredumbre que está aflorando alrededor de algunos políticos y cuyo caso más patético es el de Adán Augusto López Hernández, quien de haber sido electo para gobernar México seguramente lo estaría haciendo con una Barre(t)dora, el gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca, se consolida como una refrescante y alentadora excepción. Explícitamente, ese es el reconocimiento que le hace la secretaría de Hacienda, al ubicar a esa entidad como referente nacional en eficiencia y transparencia en la aplicación de recursos públicos con una calificación perfecta, de 100… Rocío Nahle, zacatecana, fue vista con recelo como candidata al gobierno de Veracruz. Pero AMLO la encaramó en el poder. ¿Para qué? Para que todo siguiera igual. Incluso peor. Sobre todo en materia de inseguridad. El asesinato de la maestra Irma Hernández Cruz, debería avergonzarla. En vez de justificarlo como un infarto. ¿Quién no correría esa suerte rodeado de asesinos? Lo mejor sería que nadie se viera en esa situación… La gobernadora de Aguascalientes, Tere Jiménez, parece haber perdido el control sobre la seguridad que caracterizaba a ese estado. ¿Ocurrió eso por pactos no cumplidos de algunos de sus más cercanos colaboradores con la delincuencia organizada, como se dice en todos lados? Su trayectoria se vería comprometida si no deja en claro el asunto… DATO PROTEGIDO DOS, llaman al diputado que defiende a DATO PROTEGIDO UNO. Están en la misma ruta. En la misma lógica que los hace despreciables por sus ataques a la libertad de expresión… A la pregunta de Changoo León sobre “quién decide lo que es lujoso o no” en los hoteles, la respuesta obvia es: ¡el precio, estúpido!... Aberrante. Vergonzoso. Deplorable, el papel de los integrantes de los organismos electorales. Sobre todo, el de quienes los encabezan. Con dignas. Loables excepciones. ¡Por supuesto!