Es original. Fundador. Incomparable. Nunca antes se conoció a nadie igual. Por sus acciones y decisiones es, inequívocamente, un verdadero terrorista.
Donald Trump es el primer gran terrorista mercantil. Arancelario. Con las tarifas como arma, tiene de rodillas a la humanidad.
Es el generador del inconmensurable daño que apenas empieza a sufrir el planeta. Es el hombre con la capacidad y la vesania de acabar. Destruir el hábitat de todos.
En la historia ha habido personajes temibles. Terribles. Destructivos. Amenazantes. Agresivos. Corruptos. Violentos. Cínicos. Locos.
Donald Trump reúne todos esos vicios. Y más. Aquí no son adjetivos.
El presidente norteamericano supera a todos. Sea quien fuere con quien se lo compare, sus defectos, antítesis de las virtudes, pueden resumirse en la impiedad. Insensibilidad. Avaricia. Egoísmo. Arrogancia. Crueldad.
Simplemente no es humano.
La pasión por el poder, el dinero y el placer, ha estado presente siempre. En todas las épocas. En todos los tiempos. Es la impronta eterna del Hombre.
Esos son los móviles que más han impulsado a los extremos a quienes hicieron un papel deplorable en su vida. Ellos fueron el mal en sí mismos. Su actuar está escrito.
Esas tres grandes inclinaciones humanas, que radican en el alma y determinan la conducta de las personas, sólo desaparecen cuando estas dejan de existir. Únicamente terminan con ellas.
Hoy, empero, lo envuelven. Impulsan. Intoxican. Arrastran como nunca.
Poder. Dinero. Placer, son todo para todos. Pocos escapan a esta generalización.
Muchos notables, de ingrato recuerdo, sacrificaron a miles. Millones de personas para satisfacer sus apetitos. Instintos. Deseos. Sueños. Lastimaron sin misericordia. De incontables. Despiadadas maneras.
Mas, las desmesuras humanas del pasado, son incontrastables con las que ha empezado a establecer Donald Trump con la imposición de tarifas de exportación a decenas de países. Muy pocos se salvan. Por ahora.
Si se lo comparase con Henry Morgan, el pirata más famoso que abonó al enriquecimiento y poderío de la Corona Inglesa con sus frecuentes asaltos a la flota española, transportadora de las riquezas extraídas de sus colonias, el presidente lo supera. Toda proporción guardada entre el ayer y el hoy.
El ejemplo es válido para sostener que el pirataje. Robo. Fraude. Despojo. Muerte. Saqueo. Ambiciones. Asesinatos. Exterminios. Conquistas, han constituido por siglos una base importante de las fortunas y el poder de muchas personas. Sociedades. Países.
Sobre esas prácticas se han erigido los Imperios. Geográficos. Militares. Económicos.
La muerte. Esclavitud. Explotación. Sangre. Abusos. Lágrimas. Sufrimiento de millones de personas, han sido componentes de la situación, Organización. Estructura. Curso del mundo en cada momento.
Son los factores constitutivos de su principal característica: la desigualdad.
La existencia de ricos y pobres.
La recreación continua de la opulencia y la miseria.
La relación amo-esclavo.
El que manda. El que (por fuerza), obedece.
Que unos, los pocos, procuran mantener a todo costo. Que otros, los más, tratan de alterar algunas veces por cualquier medio.
El resultado de todas estas luchas está en la memoria colectiva. Su registro ilustra muy bien quién ha ganado siempre. Y también, quién ha perdido cada vez.
Aun cuando en algunas épocas los poderosos se han repartido el mundo, no desaparecieron las diferencias. Los que las aceptaron, lo hicieron por así convenir a sus intereses.
Hasta ahora, nada sugiere un cambio en ese contínuum de la Historia.
Peor aún: tiende a ser más radical. Dramático. Atroz. Catastrófico. Injusto. Peligroso. Con peculiaridades que jamás tuvo.
Hoy, el terrorismo lo provoca un solo hombre. Que no se conforma con tener un país. Quiere el Universo.
Para ello, tiene a su alcance el mayor arsenal militar. La riqueza económico-financiera más grande. Las capacidades más importantes rubro por rubro. La incontrolable desesperación por mantener a Estados Unidos como la potencia indiscutible.
Con esas ventajas, complementadas con tácticas de terror oratorio, actúa contra la comunidad mundial.
La tiene bajo acecho. Temblando. Literalmente. Porque es sabido de todos que la desconfiguración de las relaciones comerciales internacionales prevalecientes hasta el año pasado, apuntan a la calamidad. Destrucción. Devastación. ¿El final?
Las consecuencias de ese atrevimiento, se verán en pérdidas de todo tipo para millones de seres humanos. La política mercantilista de Trump podría causar los indeseables e incalculables efectos de la peor pandemia. Jamás vista.
Cada país. Cada gobernante. Cada comunidad, padecen ya el inclemente ataque que el moderno terrorista ha impuesto a sus exportaciones.
Este recurso tradicional, al que se apela cobardemente por múltiples motivos y el de Trump, que es seminal, confluyen esencialmente en la generación del miedo.
El uno es anónimo. Ilegal. Imprevisible. Sanguinario. Inmoral. Siempre ataca por sorpresa. Busca notoriedad. Objetivos específicos. Limitados. Regionales.
El otro es legal. Abierto. Visible. Preventivo. Disuasivo. Desconsiderado. Es planetario. Sin taxativas, quiere todo para no desatar su ira. Y también mata.
Ambos son absurdos. Irracionales. De distintas maneras, provocan los mismos efectos.
Si para todas las naciones las tarifas son arbitrarias y hasta ilegales –por la violación de tratados–, para Canadá y México lo son más todavía.
Cualquier consideración arancelaria de Estados Unidos hacia nuestro país, pasará obligadamente por la realización de una limpieza de otra forma de terrorismo, que de larga data lo azotan y lo atormenta.
La postura del gobierno norteamericano al respecto, es una sola: que el gobierno de Claudia Sheinbaum acabe con al tráfico de drogas, sobre todo de fentanilo.
Esa exigencia es atendida por la presidenta. No se le puede negar mérito. Mucho menos a su artífice material, Omar García Harfuch, que está haciendo un trabajo encomiable.
Pero por más detenciones que se hagan. Por más incautaciones de drogas, armas y detención de criminales que se realicen, no es suficiente.
Trump y funcionarios de todos los niveles de su gobierno se lo han hecho saber. En todos los tonos. En público y en privado. Con bastante frecuencia.
Pero Claudia Sheinbaum parece no haber entendido o estar impedida para hacer lo que no podrá evitar.
Por más pausas que consiga contra las exportaciones mexicana. Por mucho diálogo que haya entre su gobierno y el de Washington, la entrega de los “padrinos de los capos” es la única divisa que tiene para negociar el tema del comercio.
Esa será, quiera o no, una condición sine qua non para que pueda conseguir un mejor trato comercial de Estados Unidos a México.
Y con Trump siempre será temporal. Circunstancial. Que nadie espere definitividad. Ni se haga ilusiones de permanencia.
Así, la entrega de ex funcionarios y funcionarios, que eventualmente podría incluir al ex presidente Andrés Manuel López Obrador, no es negociable.
O los entrega ella. O el poder militar de Estados Unidos se hará sentir para llevarlos ante la justicia en su territorio.
Ante esa posibilidad y la reiterada acusación de que México está gobernado por criminales, Trump tendría la cómoda salida pejista: “No me vengan con que la ley es la ley”.
Esta es la “doctrina” en la que se fundan las decisiones de su administración. De su terrorismo innovador.
Si las reacciones que desata al interior de su propio país no le preocupan, ¿le van a importar las de México, cuya presidenta tiene en un puño?
Para decirlo todo, el efecto del terrorismo comercial de Trump contra México se reduce a una fórmula muy simple: “me entregas a los verdaderos capos, o ahí te van más aranceles... Y hazle como quieras”.
Línea de fuego
El rector de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas, como toda la comunidad verdaderamente universitaria, debió haberse dolido e indignado por la quema de la bandera que un grupo de delincuentes encapuchados llevó a cabo la semana pasada frente a la rectoría. Por eso, seguramente tendrá todo el apoyo para reformar la normatividad a fin de que se establezca, sin ambigüedades, la suspensión o expulsión de quienes incurran actos vandálicos… Con la violencia que no deja de azotar a Sinaloa, donde sigue corriendo sangre humana cada día, ¿cómo puede el gobernador Rubén Rocha Moya sostenerse en el cargo? Mover esa pieza provocará un efecto dominó, pero indica que será inevitable… Cerca de 60 mil desapariciones forzadas durante el funesto tiempo morenista, ¿y ese no es un problema? ¡Qué caradura son todos los que lo niegan!... De risa, el llamado changoleón, comparándose con su diosecillo, que no se atreve a enseñar la nariz en ningún lado.