¡México acaba de recibir un mazazo diplomático y económico! Hace apenas unos días, nuestra Secretaría de Hacienda reveló que, antes de que la oficina de delitos financieros de EE.UU. (FinCEN) señalara públicamente a CIBanco, Intercam y Vector como “preocupaciones principales de lavado de dinero”, México ya había solicitado información o indicios sobre posibles irregularidades… ¡y nunca recibió respuesta! ¿Los dejaron en visto? Esta falta de cooperación contrasta con lo esperable en una relación entre socios estratégicos.
El 25 de junio de 2025, FinCEN declaró a esas tres instituciones como sospechosas de facilitar transacciones vinculadas con cárteles del narco que trafican fentanilo, incluyendo pagos desde China para la compra de precursores químicos y apenas un día después, el 26 de junio, la fiscal general de EE.UU., Pam Bondi, colocó a México en la misma categoría de amenazas para la seguridad nacional que países como Irán, China y Rusia, durante su comparecencia ante el Senado.
Estas tres acciones consecutivas indican algo muy grave: EE.UU. ya no nos ve como un socio importante. Nos percibe, en el mejor de los casos, como irrelevantes... y en el peor, como un país peligroso. Esto es gravísimo, porque gran parte de nuestros empleos dependen del comercio internacional, especialmente de nuestras relaciones con Estados Unidos.
Hoy México no resulta competitivo ni atractivo. En este contexto estamos por negociar un Tratado de Libre Comercio versión 3.0. La falta de respuestas del gobierno norteamericano refleja que no estamos tomando en serio la condición estratégica que deberíamos mantener y cuidar.
Estamos en un mundo globalizado e incierto: guerras en Medio Oriente, tensiones con Irán e Israel, reacomodos geopolíticos… y en este contexto, ser un actor secundario o ya irrelevante para EE.UU. nos vuelve vulnerables. Que nos consideren peligrosos, además, implica que cualquier agencia, por mínima que sea, puede aplicar medidas unilaterales que nos dañen. Con el Presidente Trump ocupado en medio oriente ahora nos atienden y deciden nuestra relación agencias y organismos de mucho menor nivel.
Aquí el punto clave: un socio estratégico no se maltrata ni se ignora —se le cuida. Pero hoy somos ignorados, maltratados... irrelevantes. Y eso es un riesgo enorme. Porque sin nuestra relevancia, corremos el peligro de que nos dejen de ver, y como estamos atados a la economía más poderosa del mundo, no podemos permitirlo.
Para salir de este bache debemos actuar con audacia. No basta con renegociar un tratado más; debemos ir por algo mucho más ambicioso.
Como sociedad, los mexicanos no permitamos que el mundo nos olvide… y mucho menos, que crea que somos un peligro. Ya recibimos llamadas de atención de poder caer entre la irrelevancia y el peligro. Depende de nosotros demostrar que somos un socio serio, fuerte y necesario. ¡Actuemos ya!