Faltan pocas horas para conocer si Jimmy Lozano tomará como base al naturalizado del que más hemos hablado para llegar a la Selección Mexicana.
Julián Quiñones por fin fue convocado y el debate pone en evidencia la xenofobia que corre por la sangre de muchos mexicanos; además, al ser un futbolista de raza negra, en las redes sociales se manifiesta un racismo inusitado por un futbolista que tomó una decisión y optó por vestir de verde.
Ahí, nuestro debate se atora con el aporte del jugador. El pasado no ayuda a dimensionar las necesidades; es decir, creemos que como no marcó diferencia algún naturalizado (Gabriel Caballero, Sinha, Guille Franco, Funes Mori, Chaco Giménez y algunos más), es un capricho de cada entrenador en turno y —en el caso de Quiñones— incluso se dice que del dueño del futbol mexicano, Emilio Azcárraga.
Desde la fallida gestión de Cocca, Yon de Luisa y compañía veían con buenos ojos su naturalización.
Ahora bien, más allá de la grilla, la realidad es que hoy el debate se centra en el nivel de nuestros ofensivos, como Santi, Henry, Raúl, Antuna, Orbelín, Piojo y el Chucky. Además de que el futuro de Lainez, Flores, Huerta y Córdova ha generado la duda en el sistema del Ji-mmy, al tener a tres ejes en el ataque, pero jugar con un solo ‘9’ y dos extremos. Es por eso que se dude si se necesita de la potencia de un jugador que es un tremendo acompañante: Explosivo, fuerte, asociativo y con buena pegada; con gol, pero no tan asistidor.
Muchos hablan de que ocupará el puesto que dejó Alexis Vega, quien —por sus indisciplinas— hoy no forma parte del equipo.
Lo cierto es que en nuestra Selección hay pocos jugadores que aportan un diferencial y todo parece indicar que podría ayudar un futbolista que tiene una trayectoria ganada en la Liga MX, para ser considerado como alguien combativo. Veamos cómo lo detona el Jimmy y cómo se acopla al idilio que hoy tienen los seleccionados con el DT. ¡Bienvenidos, bienvenidos! Al México de Julián Quiñones.