Acá estamos, digiriendo tantos temas que siempre nos da la Liguilla.
De entrada, hay que exponer que —de tener una Liga MX frontal y transparente— el América jugaría las semifinales de vuelta a puerta cerrada. Los sucesos violentos en las tribunas, retratados con las imágenes de nuestros compañeros de EL UNIVERSAL Deportes, quienes hablaron con la persona herida, a la que sacaron por las rampas para llegar a las ambulancias, son situaciones que no deberían pasar desapercibidas, y mucho menos por medios de comunicación, colegas y directivos, creyendo que el debate de estos temas nada más pasa por una situación de playeras. Eso es normalizar la violencia.
Entrando en materia de cancha, la humillación de Pumas a las Chivas demostró que en el equipo de Pauno no hay líderes.
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La llegada del Guti demostró que no se tenía el peso; las goleadas de América y Tigres enseñaron las falencias principales; las derrotas contra Monterrey y Pumas desnudaron a un plantel que no encontró cómo darle vuelta a adversidades.
Toquemos ahora la batalla de los millones. Los del Monterrey, que tendrá días muy duros para hacer el análisis de un equipo sin amor propio y gris. Con todo y una temporada de muchos puntos, a la hora buena —con el Vasco, Vuce, Mohamed, Alonso y ahora Ortiz—, pasa lo mismo.
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Algo se debe quebrar internamente para dimensionar qué pasa con uno de los mejores proyectos.
Debemos dimensionar que Chivas y Rayados se han quedado muy lejos del lugar al que estaban destinados: Al menos jugar la final, pero tendrán que ver por televisión a sus odiados rivales, como ha sido en los últimos años. ¡Bienvenidos, bienvenidos! Para ustedes, ¿cuál es el gran fracaso de este torneo?