Con un bonsái apenas iluminado, símbolo de la decoración minimalista, recibe Japón al huésped al entrar en el hotel en Tokio o Kioto, ciudades inundadas de edificios apenas separados por sus arterias de comunicación, ambas son expresión de la modernidad nipona, (como lo es también su tren bala) que convive armoniosamente con su antigüedad. manifiesta en infinidad de suntuosos templos como el de Sanjusgaendo de las 1001 estatuas doradas de buda en Kioto, o el santuario de Rinnojoi en Niko cerca de Tokio.
Su saludable ingesta de sushi con sake es ya arte culinario con estrellas michelin, y parte de esa cultura milenaria tan bien reflejada en el adorno y atención de sus geishas y el rico y colorido vestuario y maquillaje de los actores del teatro kabuki, además de ese habilidoso cultivo, convertido en obra de arte de sus jardines como el que rodea al templo Ryoanji y su calmante patio Zen o los del palacio del emperador Naruhito.
Fusión de antigüedad y modernidad y más, ofrece Japón al mundo. Un impresionante avance científico y tecnológico que lo posiciona como la 3ª economía global a pesar de no estar generalizado el uso del inglés, seria limitante en su contacto global.
Pero sobre todo los japoneses están dotados de una gran amabilidad y hospitalidad personificada en una solemne reverencia con las manos juntas: “Arigato gosaimas” (muchas gracias) repiten sin cesar con satisfacción al visitante en su país.
La historia de Japón mezcla un desarrollo propio con influencias externas de Asia, (China y Corea) y Occidente, Europa y EU. Un proceso de centralización política originó a los samuráis (guerreros) para proteger a la aristocracia. En el siglo XII se instaura la figura del shogunato, institución militar que duró 700 años mediante un aislamiento con el exterior hasta 1853 cuando el comodoro Mathew Perry obligó a Japón a abrir sus puertas y firmar los Tratados Desiguales. Entonces comienza la era Meiji con el gobierno imperial, la modernización del país y su expansión asiática. En la 2ª Guerra Mundial Japón se alinea con las potencias del Eje y en 1941 ataca a EU en Pearl Harbor provocando su ingreso a la conflagración que llevó a la incondicional rendición japonesa con los bombardeos atómicos en Hiroshima y Nagasaki. En el siglo XX Japón inicia su modernización política en torno a un Partido Liberal Democrático mucho tiempo en el poder, hasta su ahora alternancia. La reciente reunión del G7 estratégicamente hospedada por el primer ministro Fumio Kishida, en Hiroshima, alinea al país con Occidente con importantes acuerdos para fortalecer el Estado de Derecho y claros mensajes a China y Rusia.
Dos monumentales budas, uno cubierto en Nara (templo Todaiji) y otro a cielo abierto en Kamakura, permanecen como los pilares que sostienen la religión budista. Sitios sagrados excelentemente mantenidos, resguardados y constantemente visitados por grupos escolares de adolescentes.
En sus museos Japón ha alcanzado un excepcional grado de excelencia como guardianes y expositores de su arte antiguo (Nezu) y del presente modernista: el de Arte Contemporáneo y el de la genial Yayoi Kusama y su muestra psicodélica del punto en Tokio. Sin embargo, sobresale el del arquitecto Tadao Ando en Naoshima, deliciosa ínsula dedicada al arte, donde construyó un museo subterráneo que aloja a cinco maravillosos óleos de nenúfares de Claude Monet, y donde destaca la enorme calabaza amarilla de Yoyoi en un muelle.
Pero nada se compara al TeamLab de Tokio un museo totalmente computarizado en el que el visitante debe quitarse zapatos y remangarse el pantalón, pues circula por cuartos de agua con peces figurados, o contempla acostado bóvedas de flores que caen del cielo como estrellas, a fin de experimentar la naturaleza con la totalidad del cuerpo humano. A ese extremo han llevado los japoneses la interacción del hombre con su entorno natural. ¡Bravo!
Felicitaciones a Haruki Murakami por su merecido premio Princesa de Asturias, Sayonara Japón y desde luego ARIGATO GOSAIMAS.