La cena Navideña, uno de esos eventos familiares que afortunadamente se celebran solo una vez al año. No lo digo por Scrooge, aunque algo hay de eso, sino por el estrés que este tipo de reuniones generan. La parentela, los regalos, la comida. ¿Pavo o pierna? ¿Romeritos o puré de papa? Y luego la plática. Después de los saludos y los buenos deseos surgirá la tensión al sanamente evitar conversaciones de política, religión, futbol o Covid, sobre todo porque este año hay tanto que opinar.

Por todo lo anterior y esperado les sea de utilidad, a continuación les cuento algo que dará de que hablar. Resulta que esta semana se publicó la noticia de que Israel y Estados Unidos llevan años en comunicación con inteligencias de planetas lejanos. La nota apareció en el Jerusalem Post, un periódico serio, y en ella un académico y exdirector del área de seguridad espacial de Israel, el muy respetado Dr. Haim Eshed, afirma que el contacto con alienígenas lleva años y, que existe una Federación Galáctica que junto con los humanos buscan investigar y entender el material del que esta hecho el universo. Una Federación Galáctica. ¿No sería maravilloso? Inteligencias de lugares imposibles de imaginar, un acuerdo científico entre seres pensantes, con todos los participantes en busca del bien común.

Pero eso no es todo. Según el Dr Eshed, representantes americanos y extraterrestres intercambian información en una base secreta en el subsuelo de Marte y, fue el buen doctor quien evitó que Donald Trump revelara este secreto a la humanidad porque no estamos listos…No me sorprende que la noticia no ha dado la vuelta al mundo como se esperaba y en cambio se ha convertido en objeto y blanco de memes: desde Ultraman hasta clásicos humanoides verdes pasando por cabezones de ojos saltones y E.T., el extraterrestre original.

Estoy consciente de que Estados Unidos suele ser protagonista de los encuentros cercanos y, ¿por qué no? Después de todo fueron los primeros en poner su bandera en la luna y, en Nuevo México esta Roswell y su famosa Área 51. Tuve el gusto de satisfacer mi curiosidad visitando el lugar a principios de los noventa y, recuerdo con singular cariño la réplica de ovni clásico de forma ovoide que ocupa una gran parte de la sala principal del museo de la ciudad.

Estaba hecho de algo que parecía papel aluminio sostenido por tres largas piezas de metal colocadas verticalmente y tenía letrero de “no tocar”. Desde chica he sido fan del espacio sideral y todo lo extraterrestre, real y ficticio. Alguna vez quise ser astronauta. Mi primer encuentro con seres de otro planeta se dio a través de “Platillos Voladores”, un clásico del cine mexicano con Resortes, de esos que pasaban por Canal 4 a mediados del siglo pasado.

De lo poco que recuerdo es una escena con un ovni a la orilla de lo que parece el periférico y como soundtrack la canción de Los marcianos en versión de Tito Rodríguez. Soy Trekkie de hueso colorado y a mucho orgullo. Mi persona, al igual que muchas otras que conozco, hemos visto en algún momento de nuestras vidas un objeto volador no identificado navegando por los cielos.

La posibilidad de seres inteligentes en alguna parte de la galaxia es una idea que me entusiasma enormemente. En cuanto a lo demás no estoy tan segura, será el sano escepticismo que he adquirido con los años o que hace mucho no practico el Ricachá.

Suerte a tod@s y feliz Navidad.

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