Dos egos del tamaño de la galaxia, metidos en su propio mundo. Un espacio reducido, limitado por causas ajenas y/o contrarias a sus deseos donde las ideas se sienten comprometidas y las acciones limitadas. Pólvora. Amables lectores y lectoras: no estoy hablando de políticos de esos que se rigen por sus propias reglas (que hoy en día son casi todos), hablo de “creativos”, “artistas” que es todavía peor. Más intensos, azotados, no siempre muy cuerdos y sin embargo capaces de reflejar a través de sus obras las muchas realidades que estamos viviendo, o, por el contrario, logran transportarnos del mismo modo a lugares mágicos. Una película, un libro, una buena serie, piezas de museo, los creativos tienen muchas maneras de expresarse, almas perdidas en busca de complicidad que se obsesionan con algo y por lo mismo hacen muchos corajes, les entra la ira, la irritabilidad y enojo con tan solo pensar en el objeto del disgusto. Dice la ciencia que un “coraje” dura en realidad alrededor de veinte minutos y, estaba yo recordando cuántas veces me he dejado llevar todo un día por esos veinte minutos. Enojos tengo más o menos los de costumbre, pero ya no colorean el resto de mi día en gris obscuro y eso es ganancia. Hubo épocas en que la rabia me duraba días, semanas, meses inclusive y, ¿para qué? Pura bilis malgastada, energía desperdiciada a lo wey. No sé si sea la edad o los años en terapia, pero situaciones que solían ponerme mal ya no tienen el mismo efecto, vamos, de que me pongo mal me pongo mal, pero depende de mí misma arruinar o no el resto del día y prefiero no hacerlo. Como que mi enredado cerebro ya también se cansa y cede.

Ahora bien, imagínense traer este sentimiento atorado en alguna parte del cuerpo durante veinte años, un buen pedazo de la vida durante la cual uno conserva su esencia, por supuesto, su “yo” más profundo, pero a la vez va atestiguando la vida y moldeándose, transformándose, madurando. A lo que voy es que me da un gusto ENORME que Guillermo Arriaga y Alejandro G. Iñárritu hayan hecho las paces y ojalá se haya reavivado el bromance de este par y que pronto aparezcan con algo nuevo. Que me inviten de extra. Es bien sabido que trabajé con Alejandro en WFM en su etapa de Magia Digital, pero lo que no muchos saben es que Guillermo y yo también nos conocemos desde aquellos años mozos. Primero, como maestro de alguna clase de comunicación en la Ibero de los gallineros y, segundo, como intento de director de tesis. La pasábamos atacando los modos de producción, argumentando sobre Freud o simplemente en el chisme, esa es la pura verdad. Cambié de director y la tesis estuvo lista en tres meses. Lol.

Eso de ser parte y testigo del paradigma histórico que estamos viviendo es por lo general frustrante, difícil, estresante, angustiante y no hay tanta gente por allí haciendo las paces, al contrario. Aún así siento que como sociedad estamos mirando hacia adentro y tomando conciencia de que depende de nosotros y que ahora más que nunca es necesario ser paciente y tolerante con el prójimo. Tal vez por ello aprovecho cada instante de paz mental que puedo conseguir. Camino por la calle de San Vicente Mártir, por ejemplo, amplia, con árboles en ambas aceras y que va de la Plaza de la Reina a la estación de tren. Otras veces, cuando voy sin prisa, me siento en una banca a ver el mundo pasar. Observo sus caras, sus gestos, me pregunto si van o vienen o, como yo, tienen un rato libre para no pensar.

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