La literatura mexicana es grande. Lo es porque es tan diversa como el país y no guarda las apariencias. Quizá por eso Amazon creó el Premio a Primera Novela que obtuvo Caballo fantasma, de Karina Sosa Castañeda, en su primera edición. La novela, publicada por Almadía en México, en marzo de 2020, es un registro de la imaginación contemporánea, un juego inteligente construido con respiros atemperados que vienen del pensamiento de escritores y artistas plásticos que son pilares diamantinos de nuestra cultura. Rulfo, Onetti. Malaparte, Márai, Donne, Gamoneda, Pessoa, Joyce, Mann, Hemingway y otros; también están Carrington, Durero, Goya, Dalí, el Bosco y el hotel Chelsea. Todos aportando en un crucigrama de ideas que la autora teje tan bien que rápidamente te sientes dentro de la historia. Porque eso es Caballo fantasma. Una novela donde usted puede entrar, recordar su juventud, repartir sonrisas y decirle a Joyce que sus lentes son muy lindos.
Este reconocimiento de Amazon es un respaldo inteligente y oportuno a la literatura mexicana contemporánea. Un acierto que ha puesto a Karina Sosa Castañeda, que nació en Oaxaca en 1987, frente a nuestros ojos literarios. Eso. Porque para muchos de nosotros es un descubrimiento. Una autora con formación ideal, que se nota que es de las personas que todos los días aprenden algo y lo disfrutan. En Caballo fantasma se percibe una escritora capaz de navegar océanos lingüísticos sin entrar en pánico. Crea un personaje, Karenina, que lleva una vida oscura pero que tiene una llama interna que se manifiesta en curiosidad. Es la narradora y cuenta que su madre abandonó a su padre y a ella por razones que nunca tiene claras. ¿Por qué? Porque esta novela es una casa de puertas abiertas donde siempre hay algo más pero nunca razones de abandono. Ka es arquitecta, o algo parecido. Participa en proyectos que no le interesan pero es cumplidora. Conoce hombres, como Kevin, al que siempre tiene presente, N, con el que mantiene una relación de paso. Se lleva bien con su padre. Ambos viven en Oaxaca. Su vida es oscura, solo su contacto apasionado con los autores mencionados le dan fuerza para cumplir diariamente con este ritual llamado vida.
Ah, pero hay algo. Tiene preguntas. Muchas preguntas. La mayoría tiene relación con su madre, con la que al fin tiene un encuentro, fructífero en cierta manera. Le impresiona el gusto de su madre por los caballos. Era asidua a los hipódromos de las ciudades donde vivía. Apostaba. Poseía caballos. Sabía de pistas secas y lodosas, de patas y grupas de caballos. De la pulcritud equina. Quizá estuvo en Nueva York y apostó por Secretariat y escuchó el Séptimo de Caballería emocionada. Ya les dije. Karina Sosa Castañeda abre las puertas del mundo con su novela y es posible oler y tocar los cuerpos magníficos de los corceles mientras recorren distancias de lluvia en breves minutos en los hipódromos de un nuestros sueños. Se trata de una novela donde hay caballos, y entre ellos, un caballo fantasma, cuyo color es el de la luz apagada. Karina ha conseguido una novela como un amanecer nublado, donde todo está allí aunque no haya cuerpos visibles, pero se escuchan trotes, relinchos y caballos piafar, y es cuando se sabe que estamos ante una escritora que es creadora de mundos. ¿Quieren experimentar nuevas emociones? Ya la hicieron, porque esta novela está llena. Ya verán como a Caballo Fantasma no se le ve colmillo.