Un clásico de la sociología económica es el ensayo de Max Weber sobre “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, allí le adjudica a la vocación por el ahorro la consolidación del sistema capitalista. Los intelectuales católicos rebaten estos planteos, es en la República de Venecia que se engendró el capitalismo; los franceses no coinciden pues consideran que también en el siglo XII ya había capitalismo en las Galias. Los protestantes holandeses reclaman la paternidad y Carlos Marx se la adjudica a los ingleses. El capitalismo tiene muchos padres y pocas madres.
Las reformas estructurales aplicadas por el presidente Donald Trump han generado una baja generalizada de todos los sistemas bursátiles y financieros pues el valor de las empresas (y de las acciones de ellas) está definida por la ganancia potencial de las mismas y ahora el panorama es incierto y negativo. Es evidente que los grandes capitalistas no están muy preocupados pues ganan tanto dinero que nunca podrían gastarlo ellos ni sus descendientes. Pero los pequeños ahorristas de las clases medias, la mayoría de ellos WASP (blancos, anglosajones y protestantes) si están muy preocupados, muchos tienen sus ahorros en la Bolsa y otros mecanismos financieros y las pérdidas les afectan directamente en su futuro y el modo de vida que habían consolidado.
América Latina, donde la mitad de la población trabaja en el sector informal de la economía ni siquiera sueña (aunque pueda afectarles) con lo que suceda en la Bolsa de Valores, nada más alejado de su realidad inmediata, el mecanismo de seguridad social es la familia, son los hijos quienes garantizan una vejez segura a sus padres. En muchas culturas la casa paterna será heredada por el hijo o hija menor, en la inteligencia de que cuidarán a sus padres mientras vivan.
Las familias protestantes en los Estados Unidos basadas en sus criterios de vida familiar que derivan de sus creencias religiosas, prácticamente expulsan a sus hijos al cumplir la mayoría de edad y esperan que se transformen en “emprendedores”. Eso es prácticamente imposible, los Estados Unidos se ha convertido en una sociedad de servicios, donde todos los posibles espacios económicos están manejados por sistemas monopólicos que controlan los mercados a través de un sistema de franquicias, las cuáles en muchos casos han quebrado y fueron sustituidos por sistemas de ventas electrónico tipo Amazon.
Las posibilidades de nuevos negocios están en las minorías quienes en muchos casos no han asumido los criterios culturales protestantes y han mantenido tasas altas de crecimiento poblacional que reemplazan en muchas posiciones a los WASP creando así la sensación de que los “blancos, anglosajones y protestantes”, están a punto de perder el control de su país. En esta perspectiva, los WASPs están de acuerdo con las políticas de rechazo a los programas contra la discriminación, por la equidad y la agenda feminista y el respaldo al aborto (los wokes). El gran detalle es que los WASP han disminuido drásticamente su tasa de natalidad.
Los cristianos conservadores están en un dilema, por una parte les fascina en términos ideológicos que Trump haya desmantelado la agenda woke, pero no tienen la edad ni los aprestos para incorporarse como obreros en las supuestas fábricas que se instalarán por el proceso de “industrialización por sustitución de importaciones” que propone Trump con sus aranceles, y en lo personal, esos evangelicals que juntaron miles de dólares para asegurar su retiro, en función de la ética protestante del ahorro y que son conscientes que sus hijos no se preocuparán por rescatarlos, pues así los educaron, ven derrumbarse el modo de vida construido por ellos (además votaron por Trump), que los está llevando a perder los ahorros de toda su vida, con lo cual suponían que tenían sus pensiones y los sistemas de salud garantizados.
En esta perspectiva la “izquierda demócrata” se ha lanzado a enfrentar a la “oligarquía”. En términos estrictos el senador Bernie Sanders, un cuadro de la antigua izquierda judía que propone un socialismo democrático, más la representante Alejandra Ocasio Cortés en realidad son demasiado progresistas para su partido. La atonía del Partido Demócrata es evidente, por que ellos defienden esos mismos intereses que el Sr. Trump, sólo que nunca se atrevieron a tanto y jamás tuvieron un candidato carismático como Trump que pudiera llevar a las masas conservadoras a respaldar una aventura de este calibre.
Una cuestión adicional es la reducción del Estado, no por casualidad Milei le regaló una motosierra a Musk (y este la aceptó), la ruptura del compromiso con la burocracia del gobierno y particularmente con los veteranos de las innumerables guerras en que se involucró los Estados Unidos tiene un impacto estructural en la identidad nacional. El abandono de los programas de la Agencia para el Desarrollo Internacional (US-AID) golpea directamente los proyectos misioneros de las iglesias conservadoras en todo el mundo, incluyendo los miles de asilados que estaban protegidos por las derechas eclesiásticas.
El desafío es entender la recomposición del mundo que habíamos conocido, conocer las nuevas alianzas y la dinámica de los diferentes actores qué, en nuevos contextos, ya no son lo que habíamos conocido. Debemos entender que el pasado es desconocido, el presente es incierto y el futuro impredecible.
Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH