Habitualmente leemos documentos que hacen énfasis en las respuestas de los jóvenes a diferentes encuestas donde muestran dudas sobre cuestiones religiosas. Es habitual que los adultos asignen un conjunto de responsabilidades a los jóvenes, olvidándose que alguna vez fueron jóvenes y probablemente hayan tenido que tomar importantes decisiones que marcaron y definieron su futuro; en muchos casos su actual realidad (éxitos o fracasos) sea fruto de aquellas decisiones.
Otro aspecto interesante y fruto de polémica, donde pocos asumen su responsabilidad está centrada en los comportamientos de los jóvenes que muchos adultos critican, sin asumir su propia responsabilidad en la educación de las nuevas generaciones. Entiendo así que gran parte de la responsabilidad de los comportamientos sociales contemporáneos son resultado de mensajes y desempeños de las pasadas generaciones.
En lo religioso lo más notable es el fracaso o abandono del sacramentalismo: los Baby boomers (1946-64) latinoamericanos se criaron en un ambiente religioso que hacía énfasis en el cumplimiento de ciertos requisitos rituales, como asistir a misa, confesarse y comulgar, casándose de blanco en su iglesia, con el sacerdote o pastor favorito de su familia.
La generación X (1965-1980) tomaba a sus mayores como puntos de referencia. El quiebre vino con los Millennials (1981-96) o nativos digitales, serán quienes tienen acceso a una información globalizada que rebasa la experiencia de las generaciones anteriores y les permite cuestionar en forma consistente los sistemas de valores definidos por las generaciones anteriores con las que conviven. Esta posibilidad de analizar, criticar y confrontar las enseñanzas de sus padres y abuelos es demoledora para los adultos.
En la mayoría de los países de tradición judeo cristiana la fecha de iniciación sexual es anterior a los 18 años. También se ha incrementado notablemente la tasa de divorcios y de uniones libres que mantienen cierta estabilidad, superando muchas veces a los matrimonios. Pero los Millennials son conscientes de que no podrán reproducir las formas de vida de los adultos, muchos de ellos no tienen claro su futuro personal y eso los lleva a romper con los esquemas culturales tradicionales.
Las sociedades complejas en que vivimos están basadas en la diversidad cultural y la coexistencia de distintos proyectos culturales. En estos contextos de la diversidad se confrontan distintos proyectos culturales y en esa perspectiva debemos entender el crecimiento de propuestas diversas, contradictorias y confrontadas. Donde cada tendencia tiene sus verdades, estrategias y utopías.
En esta perspectiva diversa y confrontada debemos entender el crecimiento de los evangélicos que se proponen construir nuevos mundos basados en la modernización y actualización de las utopías bíblicas, un regreso a los orígenes, para construir un mundo diferente en los procesos de globalización, rechazando y asumiendo muchos elementos de la modernidad.
En la acera de enfrente se colocan aquellos que están interesados en construir nuevas realidades con nuevas utopías y es aquí donde fracasan las iglesias tradicionales, las mujeres rechazan sistemas basados en su subordinación y reclaman con justeza nuevos espacios. Los hombres tienen que afrontar la construcción de nuevas formas de relación basadas en el respeto y el abandono de posiciones de poder basadas en la subordinación, buscando nuevas formas de construcción de consensos vitales y respetuosos de mi “otra parte” con quien convivo o coexisto.
Simultáneamente las minorías tienen el desafío de construir espacios donde sean respetados, entendiendo los límites de construcción y desarrollo de sus derechos y proyectos de vida en contextos plurales y diversos, donde la responsabilidad de los sectores mayoritarios implica reconocer los derechos de la diversidad.
El desafío de las propuestas religiosas está en construir formas de convivencia, sistemas de valores y ponderación de la diversidad que se propongan entender que estamos en un mundo complejo donde no sobra nadie, donde todos podemos enriquecernos entendiendo por qué existen diferentes a mis formas de pensar y comportarnos, sin que por ello tengamos que renunciar a nuestra propia perspectiva de realidad.
Las propuestas religiosas que encuentren el “secreto” de convivir con los diferentes, reafirmar sus principios y aceptar los “signos de los tiempos” serán las que sobreviran, pues los Centennials o Z (1997-2010), los más jóvenes están constantemente en el internet, consumen formatos digitales, estudian online, son la vanguardia en las redes sociales. Innovadores y pragmáticos son los más difíciles de convencer o articular a esquemas o sistemas. Ese es el desafío y no olvidemos que “cuando el panadero es mediocre, le echa la culpa a la harina”.
Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH
Elio Masferrer Kan
Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.