México atraviesa por una turbulencia derivado de enconos políticos por los diferentes acontecimientos sociales de nuestro país.
La inseguridad, los feminicidios y el remanente en materia económica que ha dejado la pandemia del COVID-19 ha hecho que en la sociedad exista un malestar generalizado y, por ende, la clase política, sobre todo las y los legisladores como representantes populares, tenemos la facultad constitucional de legislar a favor del pueblo “haciendo política”.
Las necesidades legislativas recorren cada una de las entidades federativas que integran la República; por ello, debemos encontrar un método que nos permita avanzar en los temas pendientes y que son torales para nuestra Nación, como un replanteamiento a la reforma eléctrica que beneficie a los que menos tiene y la tan necesaria reforma político – electoral.
También temas como los nombramientos pendientes por aprobar en el Senado de la República, como lo son las 21 vacantes en 18 órganos jurisdiccionales electorales locales, las del Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales y de su Consejo Consultivo, del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Además del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, del Fondo Petrolero para el Desarrollo y la Estabilidad, del Sistema Público de Radiodifusión, del Consejo de la Judicatura Federal y del Consejo Técnico de Educación del Organismo para la Mejora Continua de la Educación.
El “hacer política” implica diálogo, trabajar en torno a la construcción de acuerdos que abonen para el desarrollo de una nación. Debemos poner a la política como el centro de los acuerdos sin renunciar a nuestros principios y convicciones.
El Congreso de la Unión es diverso en sus voces, pensamientos y acciones que expresan con claridad la pluralidad que lo conforma; por ello tenemos que priorizar la tolerancia entre los 628 integrantes del Poder Legislativo mexicano.
Tal y como lo marca nuestra Constitución, estamos próximos a entrar al periodo de receso y por ello quiero invitar a mis compañeras y compañeros a la reflexión que permita legislar en beneficio de México y asumir un compromiso con las futuras generaciones sin entrar en pleitos vanos.
Como ya lo he manifestado, bienvenidas todas las ideas, reflexiones, propuestas que fortalezcan el debate para la construcción de un país más justo, más equitativo, incluyente, con progreso y con seguridad para todos los sectores de la sociedad.
Por eso, reafirmo, nuestra tarea es pasar de la polarización a la conciliación.