Unos días después de rebasar la marca de los 100 días, enfrentando cuestionamientos y profundos claroscuros, la presidenta goza de un aire refrescante que viene de allende el río Bravo. Esta bocanada, que puede ser una verdadera catástrofe nacional y mundial, le queda como anillo al dedo y se ve que, siguiendo la escuela de su tutor presidencial, piensa sacarle todo el jugo posible.
Y es que, a la primera presidenta de México, el primer presidente criminal convicto de Estados Unidos le ha hecho el favor de entregarle un gran recurso discursivo y retórico para continuar su narrativa engañosa, merced a las amenazas de deportaciones masivas y los aranceles en contra de nuestro país.
Ante esto, se abren diferentes opciones al gobierno. La primera es la de jugar con habilidad y tratar de negociar, colaborar dentro de límites claro con el nuevo gobierno trumpista buscando atemperar la tormenta. NO se trata de someterse sino de jugar de manera inteligente las fichas que poseemos como nación y reducir así las opciones de una intervención armada o cualquiera de las amenazas presidenciales que llegan desde Washington. Pero esta opción es algo que, hasta el momento de escribir este texto, no se ha planteado ni por asomo.
Este rumbo de acción tendría, además, el efecto accesorio de establecer su liderazgo fuera de una sombra que, como ya he dicho, parece envolverla y asfixiar su margen de maniobra.
Por el contrario, el gobierno mexicano ha buscado la opción de crear una gigantesca cortina de humo tras la cual se busca ocultar la regresión autoritaria, las profundas disonancias comunicativas del discurso oficial, la guerra civil en marcha dentro de Sinaloa que simplemente no han podido controlar, los exceso y absurdos de su primer presupuesto y un largo etcétera.
Dicha cortina se reduce a establecer un llamando a la unidad a toda costa y sin discusión, ni señalamientos de ninguna especie. Cualquier cosa que se diga de su gestión caerá ahora en el terreno de la traición a la patria, como le gusta decir a ella y sus compañeros de movimiento. Y, así como al inicio de su gestión se sostenía que cualquier reproche solo era cuestión de machismo, cualquier ceja levantada perderá su mexicanidad.
Confirma así la continuidad de su gobierno con respecto al estilo establecido desde el sexenio anterior. Sheinbaum no parece dispuesta a reflexionar acerca de un posible golpe de timón para corregir el camino hacia el autoritarismo iniciado por AMLO y que es lo que nos ha puesto en la mira del agente naranja de USA.
Todo lo contrario, ha establecido un claro uso de la crisis para reforzar sus posiciones y, de paso, abonar en favor de la radicalización que busca eliminar cualquier oposición usando el fervor nacionalista. Quién no está conmigo, está contra México.
Desde esta narrativa no importa que la presidenta prosiga el desmantelamiento de la democracia electoral o que haya sido la beneficiaria de la más reciente elección de estado, tampoco que hayan sido asesinados más de 7 mil mexicanos en sus primeros 100 días,
que se siga adelante con la farsa de la elección judicial o que haya recortes en salud y cultura que contradicen sus dichos e imagen.
La consolidación del estado corporativo neopriista, la república populista autoritaria, tiene ya su enemigo externo que ayude a explicar todo, a justificar todo. El regalo de Trump permite tener un nuevo “argumento” para seguir la serie de acusaciones difamatorias que MORENA ha emprendido desde hace años, en las cuales ser patriota y mexicano digno es sinónimo de creer todo lo que se diga en una mañanera pie a juntillas.
El gobierno de la continuidad busca, como en el sexenio iniciado en 2018, encarnar los ideales de patria, pueblo y destino manifiesto en una sola persona: el titular de la presidencia. Pese a que dicen ser diferentes, parece que se anhela con fuerza que la mentalidad sea “es la hora que usted quiera, señora presidenta” y que todo México sea el país de una sola persona.
Y la clase política, toda, ya parece estar cómoda con la idea.
En un acto de acarreo sin precedentes, la titular de las mañaneras de pueblo convocó a la cargada 2.0 para mostrar que ella puede con Trump 2.0. Todo con tal de tartar de demostrar que solo ha sido una casualidad que se active la fuerza del Estado mexicano justo en dos de los tres puntos torales del discurso trumpista en contra de nuestro país: el fentanilo y el contrabando con China.
El “cierre de filas” de la CONAGO tiene la misma clave política, por supuesto.
Sheinbaum, en los hechos, está rompiendo con el discurso falaz del “mejor presidente de la historia” al hacer decomisos históricos de fentanilo en territorio nacional y desmantelar enormes laboratorios por parte de la Marina, al iniciar los operativos enjambres y acabar con la inmovilidad de seis años.
Esas acciones son más para tratar de mostrar hacia el exterior que algo se está haciendo y la indolencia criminal del sexenio pasado ya no es la norma, a pesar de que todas las señales indican que ya es muy tarde.
Sin embargo, la propaganda no puede dejar cabos sueltos y para eso la escuela priista, digo neopriista, tiene claro que lo mejor es buscar la “unidad”. Lo dijo la primera mandataria, la base es el himno nacional, no la habilidad, la inteligencia o el pragmatismo de lo que sea mejor para el país.
Y, al mirar hacia el interior, vemos que el patriotismo gubernamental está teñido de sumisión, solo acepta una narrativa -la suya- y nos conduce aún mas dentro de la selva del autoritarismo populista.
Por supuesto que los mexicanos debemos responder como uno ante los excesos provenientes de nuestro vecino del norte, pero eso no dignifica entregar un cheque en blanco a un partido, una presidenta y un grupo político que ha demostrado que siempre podemos ser más autoritarios, quebranta leyes y dogmáticos.
Incluso, muy al estilo chavista, se podrá justificar que la economía no crezca, por culpa del enemigo y aquellos que señalen los errores o pidan cuentas ante actos de abuso y corrupción podrán señalarse como agentes del imperio.
Trump pasará en 4 años, los efectos de poner cadenas y mordaza a la crítica y la sociedad mexicana para lograr la consolidación de una hegemonía monolítica puede afectarnos por décadas. Ese puede ser el legado del regalo que Trump le ha dado a Claudia.
@HigueraB
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