La Teoría del Caballo Muerto (TCM), que proviene de la sabiduría de algunos pueblos indígenas norteamericanos, es una metáfora que nos dice que cuando un caballo está muerto, lo mejor es desmontarlo. Pero algunas personas, en lugar de aceptar la realidad, insisten en golpear al animal, cambiar de jinete o formar una comisión para poderlo “revivir”. Este enfoque absurdo refleja una verdad incómoda en muchas políticas públicas, especialmente en el campo educativo, cuyas cabezas generalmente desconocen sus aspectos básicos, su problemática y, sobre todo, sus causas. En este esquema es fácil que las improvisaciones y las ocurrencias sean los ejes de lo que se quiere mejorar. Para ejemplo, basta ver cómo la Secretaría de Educación Pública (SEP) quiere resolver el problema de la inequidad en el ingreso a la Educación Media Superior en la zona metropolitana del Valle de México a través de una tómbola.

La TCM nos enseña que cuando algo deja de funcionar es mejor abandonarlo en lugar de insistir en su uso, premisa que resulta relevante para analizar el caso de la Nueva Escuela Mexicana (NEM). Esta reforma educativa se presenta como una transformación profunda del modelo tradicional de educación, con un enfoque en el pensamiento crítico, la inclusión y la educación comunitaria. Sin embargo, al analizar su implementación, surgen serias dudas sobre si representa un verdadero avance o si simplemente estamos montando otro "caballo muerto". A pesar de sus promesas de modernización, muchas de las estrategias de la NEM carecen de un sustento pedagógico sólido y de un plan de acción bien estructurado. La capacitación docente ha sido deficiente y las directrices para la aplicación del nuevo modelo resultan ambiguas. Sin una preparación adecuada, los docentes se ven obligados a improvisar o a comprar planes y proyectos a personas que lucran con esta necesidad.

Otro problema es la contradicción entre el discurso de inclusión y la realidad del sistema educativo. La NEM plantea un enfoque más equitativo y centrado en las comunidades, pero sigue operando en un sistema con marcadas desigualdades. Muchas escuelas, especialmente en zonas rurales e indígenas, carecen de los recursos básicos para implementar las metodologías propuestas. La falta de infraestructura, materiales didácticos y tecnología adecuada impide que las propuestas lleguen a todos los estudiantes por igual. También persiste el problema de la evaluación. La NEM ha eliminado muchas de las pruebas estandarizadas, apostando por una evaluación formativa y cualitativa. Sin embargo, en la práctica se traduce en una falta de indicadores claros sobre cómo evaluar de manera auténtica y válida el aprendizaje real de los estudiantes. Sin un sistema riguroso de evaluación externo a la SEP, resulta difícil saber en qué medida la NEM está cumpliendo con sus objetivos o si simplemente está maquillando la realidad. Finalmente, esta reforma educativa enfrenta los mismos obstáculos que han frenado a las reformas educativas del pasado: la inercia burocrática, el sindicalismo corporativo y la falta de continuidad en las políticas públicas. La educación en México ha sido rehén de cambios sexenales que priorizan la imagen gubernamental sobre el progreso real de los estudiantes, la mejora de las escuelas y la capacitación docente.

Los cambios curriculares de la NEM no resuelven los problemas importantes del Sistema Educativo Nacional: reducción en la matrícula; abandono escolar de los estudiantes; mala infraestructura escolar y pobre equipamiento de las escuelas rurales e indígenas; capacitación docente ineficaz y mejora de las condiciones laborales del magisterio, falta de presupuesto educativo; y, sobre todo, pobreza en el aprendizaje de los estudiantes de todos los estratos sociales y niveles escolares. Si queremos una verdadera transformación, es fundamental desmontar lo que no funciona y construir un sistema educativo basado en evidencias, inclusión real, reducción de la inequidad, mejoramiento en el aprendizaje y planeación sólida a corto, mediano y largo plazos. Por lo visto hasta el momento, es altamente probable que la NEM termine desmantelada en el próximo cambio de gobierno y termine como el "caballo muerto" de la metáfora.

Presidente del Consejo Directivo de Métrica Educativa, A. C.

@EduardoBackhoff

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