Una de las frases emblemáticas en el léxico de oposición del ahora Presidente de la República , la de los famosos ‘otros datos’, además de una graciosa huida y una negación de la realidad, contraviene al mismo tiempo un precepto contenido en una ley vigente.
El hecho repetido no tendría mayor significación si no es porque resulta violatorio.
El manido recurso del ‘yo tengo otros datos’, desgastado y poblador hasta de memes por su uso ad nauseam, nació originalmente para argumentar contra el conteo oficial de votos en cada elección en la que participó, que como sabemos fueron varias.
La usaron él y cada uno de sus voceros, oficiales y oficiosos, hasta convertirla en cántico de hostilidades casi tan común, corriente y machacón como el ‘voto por voto, casilla por casilla’.
Pero como todo evoluciona, aunque sea en involución o regreso al Nacionalismo Revolucionario versión 4T , las dos horas diarias matutinas de Lunes a Viernes necesitan recursos de donde vengan y además de los corbatines, los parches faciales y los corredores Kenianos, que ayudan y vaya que surten más salidas que el viaducto, la mención de los ‘otros datos’ se ha usado como una repetida jaculatoria a la que se recurre siempre que hay una invocación que cuestiona, pone en duda o refuta.
Ave María Purísima… sin pecado concebida, por ejemplo. Ante cualquier pregunta incómoda o contradictoria de sus preceptos repetidos como dogma excátedra, la respuesta va precedida por la advertencia de que la razón es su patrimonio y de inmediato abofetea al de enfrente con la posesión magnífica de ‘otros datos’.
Habrá que decir que ahora el recurso lo usa menos, pero ya es un clásico.
¿Será por pudor o por reconocimiento de que se precipitó en el famoso Yucatequismo de que ‘se gastó’?
Pero le tengo un dato: cada vez que expone púbicamente una información estadística de carácter económico, financiero o de Gobierno, distinta a la que produce el Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica, se está violentando la Ley.
No podemos saber si alguien se lo ha dicho, pero siempre que usa sus ‘otros datos’ para refutar una información oficial del Inegi o del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública que resultan desagradables porque muestran retrocesos, o nulos avances, está contraviniendo una Ley publicada en Abril del 2008 y hasta con modificaciones en el 2018.
Sí. Se trata de la Ley del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica , publicada en el Diario Oficial de la Federación en Abril de 2008.
A la vista está que nadie le ha advertido que TODA la información producida por el Sistema Nacional al que rige esta Ley, indica claramente en su artículo Sexto que la información de interés nacional contenida en dicho Sistema será OFICIAL Y DE USO OBLIGATORIO para la Federación, las Entidades Federativas los Municipios y las Demarcaciones Territoriales.
Eso lo incluye a él, a sus Secretarios de Despacho y a los directivos de los otros dos Poderes de la Unión.
Sí, obligatorio según una Ley que, como tantas, forman parte de un panorama virtual cuando se trata de desacreditar una cifra que refleja la terca realidad, sobre todo cuando lo cuestiona o pone en duda alguna referencia que hace durante sus largas exposiciones diarias y públicas.
La información estadística de interés general tiene una larga historia en México y si a esas vamos, el primer registro censal de la etapa independiente del país refiere al año de 1831 con el levantamiento del que se consigna como ‘el censo Valdez’, llamado así por el encargado de ejecutarlo.
La producción de información de calidad con usos estratégicos tiene un conjunto grande de factores y elementos que conducen siempre a datos precisos que reflejan realidades.
La opositora entonces cada mañana es la realidad porque ésta se sustenta, por ejemplo, en información censal (de población, económica, agropecuaria, etc), en las decenas de encuestas que habitualmente hace el Inegi, en el Sistema de Cuentas Nacionales , por solo mencionar algunos elementos.
Ante todo este entramado histórico de sistemas que tienen como vocación revelar la realidad del entorno, frecuentemente se topa con que en el arrebato de decir algo, se refuta con ‘otros datos’ sin importar que la información estadística institucional es producto del trabajo de centenares de profesionales muy calificados.
La estadística, no por casualidad, está cercanamente vinculada a la organización del Estado. Desde los Romanos, el tema de levantar censos buscaba tener la información correcta con tres fines sustanciales: la integración del Ejército, el exacto cobro de impuestos y los comicios, sea como éstos hayan sido.
Es difícil imaginar que les hayan salido con ‘ otros datos ’.
Está claro que la oposición política al actual régimen tuvo un acierto en la coalición electoral con la que enfrentaron la aplanadora guinda el 6 de junio , pero no ha sido capaz de articular una oposición que el electorado considere con seriedad para enfrentar lo que viene en el 24 y que el propio Presidente ha decidido destapar hasta dos ocasiones con la lista que encabezan sus preferencias Claudianas.
Por tanto, la oposición más terca que tiene en este momento es LA REALIDAD y cada día que pase después del ecuador de su gobierno el peso de los hechos, la tozudez y obstinación de los problemas irresueltos significará cada vez más son múltiples las fuentes de información que a pocos pone ‘feliz, feliz, feliz’ y que difícilmente sustentan que vamos ‘requetebien’.
Los cajones de sastre que continuamente se repiten en contra de la terquedad de los hechos o de la información dura producida profesionalmente: ‘no somos iguales’, ‘eso sí calienta’, ‘ya acabamos la corrupción ’ y aunque se burlen ‘abrazos, no balazos ’.
Los múltiples censos y encuestas que regularmente hace por estatuto autónomo el Inegi y los datos regulares sobre incidencia delictiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública arrojan información que en muchos sentidos contraviene no solo el optimismo con el que habitualmente se maneja la administración, sino que continuamente son refutados con la habitual respuesta de los ‘otros datos’.
Mire Usted, la Ley del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica no es una ocurrencia o un conjunto de argumentos para combatir al gobierno.
Es Reglamentaria del Apartado B del Artículo 26 Constitucional , fruto de largas discusiones y de un proceso que culminó centralmente en un organismo con autonomía constitucional que es el Inegi.
Se trata de aportar insumos básicos para cualquier planeación o evaluación: información profesional de calidad para tomar decisiones correctas y corregir el rumbo cada vez que sea necesario.
Ya sabemos que lo panfletario y mitinesco tiene su propia dinámica y se tiene claro para qué sirve y la utilidad que de eso se ha obtenido. Pero no se puede ir por ahí, soportando grandes responsabilidades y correspondientes decisiones, caminando al margen de una Ley Reglamentaria a un Artículo Constitucional.
Podrá argumentarse que su exposición en el ritual de la mañana tiene solo fines discursivos, pero al exponerse en ese contexto y en voz del protagonista estelar pone en tela de duda toda la información oficial que se expone por los canales formales y apegados a la ley.
Constitucionalistas consultados indican que si bien esa ley no contempla tipificación penal a quien infringa los preceptos de observancia OBLIGATORIA a la información de interés nacional, cualquier ciudadano por su propio derecho podría recurrir al Juicio de Amparo para reclamar que sea expuesta la información producida por el Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica, en lugar de los ‘otros datos’.
La respuesta de la oficina jurídica de la Presidencia ante este hipotético litigio seguramente sería a través del concepto constitucional que da la Libertad de Expresión como un ordenamiento superior de la República.
Pero todos tenemos, también Constitucionalmente establecido, el Derecho a la Información y el Gobierno la obligación de entregarla y eso no son ‘otros datos’.