López Obrador fue víctima en Washington del protocolo marca 4T que ha establecido desde hace 43 meses. El desdén y distancia a las que fue sometido por Biden ‘Remember Boicot Cumbre´ no solo es el trato que se ganó a pulso, sino el subproducto de los modos que ha querido imprimir a su desempeño internacional.

El mensaje de felicitación de Anne Milgram, directora de la DEA, felicitando a su personal sin mencionar nada de las fuerzas mexicanas, puede dar una idea de cómo estuvo el manejo de información que permitió la captura.


Y como en política no hay coincidencias, y menos cuando es con Estados Unidos, a AMLO lo obligaron a dejarse de abrazos y, en la misma semana y después de manazos en la mesa que no vimos, casualmente encontró una célula de los Chapitos en Topilejo y atrapó perdido en Choix a Rafael Caro Quintero. 

Demasiado eficiente para ser casual, particularmente cuando Caro Quintero tiene una orden de extradición porque en Estados Unidos y especialmente en la DEA no olvidan y quieren cobrar el asesinato de Kiki Camarena (1985), su agente en Guadalajara en los años de gloria de Miguel Ángel Félix Gallardo de los años 80’s. 

Biden está urgido de aciertos para atender sus bajos niveles de aprobación y debe estar harto de la fiesta que viven los criminales en México. Solo él y López Obrador saben lo que en privado se dijeron y lo que le entregó y con ello exigió, probablemente junto a la información geolocalizada de Caro Quintero. 

Si un día la información de inteligencia enviada por la DEA a La Marina permitió la reaprehensión del Chapo en el Malecón de Mazatlán y luego se repitió en Los Mochis para que huyera por los drenajes, no hay ningún dato objetivo que contradiga que los Marinos encontraron a Caro Quintero gracias a la “colaboración” de los Estados Unidos, en la ruta de la visita a Washington. 
 

Da risa la versión oficial difundida de que la aprehensión se logró por “un trabajo de seguimiento” de las autoridades. ¡Pues que veloces para los seguimientos! Solo se tardaron 9 años.

Lo que resulta ominoso y extraño fue el accidente del helicóptero Blackhawk de la Armada que en las cercanías de Los Mochis vino a tierra y representó la muerte de 14 marinos. Solo la transparencia informativa quitará la suspicacia pública de que fue un daño colateral. Pero no entienden.

Mientras, Caro Quintero fue llevado al penal federal del Altiplano, sin que nadie haya negado hasta el momento la posibilidad de que le hagan efectiva la extradición.

No es de las que le gusta presumir a López Obrador, pero Topilejo y Guachochi debería enlistarlas dentro de los “logros obtenidos” en su maltrecho viaje a la Casa Blanca. Y si no, pues vaya coincidencia.

Tal como aquí escribimos apenas el domingo pasado, la poderosa Compañía de Jesús habría de mover sus hilos internacionales para reparar en lo posible el asesinato de sus sacerdotes en Cerocahui.

En esas andan las coincidencias, cuando analistas internacionales se preguntan a qué le teme López Obrador si en estos casi cuatro años de Gobierno no ha hecho NINGUNA Visita de Estado a ninguna parte, ni tampoco ha recibido a un mandatario extranjero con el protocolo aceptado mundialmente para estos eventos y le ha sacado la vuelta a las cenas de estado, condecoraciones, discursos ante el Congreso e intercambios de regalos.

Y lo peor es que no se advierte ningún deseo de tener una Visita así con todos los protocolos generalmente aceptados en lo que resta del sexenio. Anunciado como gran logro, tendrá aquí en México en noviembre la cumbre trilateral del T-Mec, con la asistencia de Joe Biden y Justin Trudeau. Cumbre lustrosa, no visita de estado.

Medios diplomáticos consultados por esta columna le atribuyen esa conducta antidiplomática de López Obrador a varias circunstancias:

  1. Su desinterés y desconocimiento supino de lo internacional.
  2. Prejuicios y fantasmas que habitan el consciente y subconsciente del Presidente.
  3. Miedo a ubicarse en terrenos donde no pisa fuerte ni controla.
  4. Temor ante su desconocimiento del territorio internacional.
  5. ¿Es un pudor referido hacia su clientela electoral que identifica los viajes con el dispendio o quizá su resistencia personal al saberse pueblerino e incapaz de comportarse dentro de ciertos protocolos?

¿Será el Síndrome del Jamaicón?

Lo del “Jamaicón” recuerda jocosa y anecdóticamente al apelativo de José Efrén Villegas, defensor futbolero del campeonísimo Guadalajara, que llevado a la selección nacional en el Mundial de Suecia 1958, dijo en la concentración de jugadores que extrañaba sus frijoles de olla y tortillas comaleadas.

¿No quiere viajar por ser víctima de este síndrome?

Lo cierto es que el más reciente viaje a Washington confirmó lo que se sabe: solo viajes oficiales con objetivos precisos muchas veces estrictamente ideológicos.

Si López Obrador no fue capaz de darse cuenta del tamaño de afrenta que le hizo a Joe Biden al boicotear su Cumbre de las Américas, en un atroz e inútil intento de poner el pecho en nombre de países con escasez democrática, por eso llegó tan campante a la Casa Blanca. Y en consecuencia, ¿será por eso que se le vio tan aquiescente al trato que recibió de regreso: hielo, distancia, desdén, hasta una zape que sobre China le hizo Biden en su intercambio de mensajes?

Ni siquiera fue recibido a la puerta. Lo mandaron a desayunar con la segunda línea el gobierno que es Kamala Harris y Biden lo dejó solo en su reunión empresarial. Y del mensaje en el Jardín de las Rosas ya ni hablamos.

En contra de la realización del viaje se sugirió:

¿Qué sentido tenía ir a visitar a un Presidente con una popularidad de 32%, de hecho la mitad de la que él tiene, en un país con una economía sometida a un 9.1 por ciento de inflación, con una peligrosa cercanía a un proceso de recesión que será contagioso y un Banco Central a punto de aumentar las tasas en 100 puntos base (1%)?

Ni modo, López Obrador fue por lo suyo, bien ganado por andar como decía mi abuela: ‘Por andar de redentor, salió crucificado

´

Y luego la imagen que proyecta. El Presidente tiene un lío con su lenguaje corporal, su semiótica, que lo peor es que ya le dijeron y no le importa.

El mensaje de su postura refleja su grima irremediable por esa clase de encuentros. El desprecio que por ello tiene se refleja en malos modos.

Y qué tal la lavadora fiscal que ofreció a los gringos de quienes importamos su gasolina cara, para que el gobierno 4T le ponga un subsidio y se las pueda entregar barata en nuestras gasolinerías de la frontera. Y en el tema estelar que llevaba referente a la expedición de visas para trabajadores urbanos y agrícolas, se topó con un muro infranqueable.

El del Congreso de los Estados Unidos. ¿Nadie le explicó que los opositores políticos de Biden no van a dejar pasar eso?

No solo fue a repetir 20 años después lo que Fox le pidió a George Bush Jr en Rancho San Francisco, su rancho, donde acudió a escasos dos meses de haber tomado posesión. Era febrero del 2001 y el también presidente recién llegado Vicente Fox le puso sobre la mesa el tema del aumento de las visas temporales de trabajo y la regularización migratoria de mexicanos.

Quienes cubrimos periodísticamente esa reunión escuchamos claramente lo que Fox pidió. Y tampoco se pudo entonces.

Y qué tal la falta de anuncios concretos. Porque en ese capítulo a México le tocó poner 1,500 millones de dólares en las obras en pasos fronterizos, gasoductos, etc. Eso de los 40 mil millones de dólares para inversiones en el resto del sexenio es una salida fácil y un recurso de la entelequia discursiva.

Material de mañanera, vamos.

¿Qué pasa en Avenida Añil?

En otro tema distinto, les cuento que el 22 de agosto de 2019 autoridades de Protección Ciudadana de Iztacalco detectaron en la casa 364 de la Calle Añil una toma de huachicol, justo enfrente de la Planta de Almacenamiento de Pemex, por lo que iniciaron los protocolos policiacos y de protección ciudadana del caso, incluyendo amplia difusión en los medios y la presencia de funcionarios de la Alcaldía encabezados por Armando Quintero Martínez, Pemex y la FGR.

Desde entonces se cerró la circulación de vehículos y personas a la Calle de Añil en ese tramo, comprendiendo las aledañas de Goma y Chicle de la misma Colonia.

A casi tres años de esto, al predio huachicolero han regresado los inquilinos a ocupar su antigua morada. Sin embargo, las calles continúan cerradas, las autoridades han usado hasta desperdicios de material de construcción para levantar vallas que impiden la libre movilidad de vehículos y personas. Esto ha afectado mayormente a comerciantes minoristas, para quienes el cierre de la vialidad es asfixiante al impedirse la movilidad en la zona.

Que tengan un Gran Día de Sol.

Twitter @undatosrarvizu 
FB Eduardo Arvizu Marin 
www.arvizumeduardo@gmail.com 



 

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