Pese a encontrarnos en el mes de la mujer, la violencia y las agresiones contra ellas continúan a la alza en incidencia nacional y cuyas estadísticas ya rebasaron a las registradas en todo México en mayo de 2021, que estaba. Siete son los delitos que más aquejan a las mujeres: secuestro, trata de personas, corrupción de menores, violación, extorsión, violencia familiar y feminicidio.
En lo que va del mes de la mujer, los secuestros, la trata y la corrupción de menores vieron duplicadas sus cifras contra lo registrado en enero pasado, mientras que los feminicidios siguen sin mostrar una tendencia a la baja.
Diversos son los delitos que sufren las mujeres y para los que deben reforzarse las sanciones, pero también en la parte que toca a la sociedad, buscar cambios de mentalidad para que dejen de normalizarse conductas como la de la violencia familiar, que en muchos estratos sigue considerándose como un aspecto de la vida privada y en la que quienes la atestiguan desde afuera, se piensa que no deben tratar de entrometerse, limitando así la cultura de la denuncia como primer paso para erradicar esa idiosincracia y ese tipo nocivo de conductas.
Cabría buscar la razón de que cinco entidades de la República estén concentrando denuncias por los secuestros que se cometen contra mujeres, siendo estas Baja California, Chihuahua, Tabasco, Veracruz y San Luis Potosí, en donde las tasas por ataques contra ellas son más elevadas que en el resto del país y donde en conjunto se experimentó para febrero un alza de un angustiante 180%, comparado con el mes anterior.
Es urgente que las autoridades revisen sus protocolos y planes de acción en este abanico de delitos contra mujeres, y que cualquier acción que estén decididos a emprender, lo hagan siempre con perspectiva de género, a fin de eliminar la costumbre de las autoridades y funcionarios de atención a víctimas de culpabilizarlas de alguna forma.
El señalamiento que se hace desde el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), en el que se enfatiza que este sexenio ha sido el más letal para las mujeres en México, constituye una dura acusación para un gobierno que no ha podido contener ni mucho menos erradicar la violencia contra la población femenina del país. Es hora de que se revisen todas esas estrategias que evidentemente no están dando resultado.