Una de las exigencias más añejas de los estados es que sea más equitativo el reparto de recursos con los que cada uno contribuye a la Federación, pues persiste en el interior de la República la percepción de que de los fondos que se entregan al centro, es muy poco lo que éste les retribuye para atender sus necesidades, especialmente ante desastres o crisis como la generada en estos momentos por el coronavirus.
Parece que han podido superarse las desavenencias entre los gobiernos estatales y el federal, y que se aproxima un nuevo pacto fiscal que logre una distribución más equitativa y justa de los recursos.
Aun cuando el mandatario reconoció como legítimos los reclamos y la petición de mayores recursos por parte de los estados, también hizo hincapié en que la Federación no ha dejado de cumplir con sus obligaciones ni tampoco les ha restringido los fondos, aunque cifras del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, parecen decir lo contrario.
En ese sentido, el presidente quiso dejar claro que los recursos tienen un límite, por lo que exhortó a los estados a no solicitar al país un mayor endeudamiento a fin de poder satisfacer las exigencias locales, sino por el contrario encontrar entre todos posibilidades —por ejemplo, la reestructuración de las deudas y el combate a la corrupción— para que el gobierno pueda hacer más con lo que ya se tiene y contar con un margen financiero más amplio de acción.
El acuerdo entre el presidente López Obrador y los gobernadores de Acción Nacional con miras a modificar el pacto fiscal debe ser el primer paso del urgente diálogo que necesita el país. Las posturas ideológicas deben quedar en segundo lugar, pues se requieren acuerdos en varios frentes para salir adelante ante el Covid y la crisis económica.
Por lo anterior, este acercamiento puede ser el eje para impulsar la unidad nacional y superar así los amagos de insubordinación que hasta hace poco hacían temer por el inminente resquebrajamiento de la alianza federal. En este punto es de destacar el acercamiento reciente del presidente López Obrador con dos gobernadores con los que había mantenido diferencias: Diego Sinhue, de Guanajuato, y Enrique Alfaro, de Jalisco, a quienes les refrendó su apoyo para que superen los problemas de inseguridad en sus estados.
De lo que se trata es que ante la tentación de buscar la confrontación, hay que hacer a un lado las banderas partidistas y apostar por la cooperación, para cerrar filas por el bien de México. Con la unión y el entendimiento, el país tendrá mejores oportunidades.