Más que impulsar el desarrollo del sureste mexicano, el proyecto del Tren Maya podría detonar una catástrofe ecológica que, entre otros impactos medioambientales, afectaría reservas naturales como la de Calakmul y el patrimonio arqueológico del área, por el crecimiento urbano, la explotación de recursos y la contaminación.

Son numerosos los especialistas en materia ambiental que han advertido desde hace tiempo que la megaobra emblemática de la 4T se volverá generadora de una catástrofe de grandes proporciones, especialmente con el surgimiento de hasta 19 polos de desarrollo que podrían tratar de seguir el modelo de Cancún, el cual 40 años después de su creación, ya muestra claros signos de deterioro toda vez que su mancha urbana ha avanzado a costa de la pérdida de 77% de las selvas con las que contaba en un inicio, así como ha dado lugar a la aparición cada vez más constante de problemas sociales producto de su crecimiento poblacional.

Se ve también como una amenaza para el ecosistema de la región la construcción de la estructura hotelera con la que se piensa complementar la ruta del Tren Maya, y por si lo anterior no constituyera en sí ya una grave amenaza para las selvas de la región y la fauna que las habita, existe también el proyecto para la creación de un aserradero que permita la explotación forestal de la región, misma que ya acusa ser víctima de una tala ilegal descontrolada.

El plan también contempla la regularización de múltiples asentamientos irregulares en la zona, con el consiguiente desplazamiento de grupos humanos que buscarán asentarse aún más al interior de la selva.

Ha habido discordancia al interior del gobierno sobre si se apuesta o no a la generación de polos de desarrollo, pues mientras el Presidente ha negado que sean parte del proyecto, la página oficial y Fonatur así lo presumen.

Igual que ahora, en gobiernos pasados los proyectos gubernamentales que se han emprendido para generar polos de desarrollo se justifican siempre con promesas de sustentabilidad, competitividad, productividad, integralidad y preservación del equilibrio ecológico.

Pero hay que recordar que Víctor Manuel Toledo, cuando fungía como secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) antes de dimitir al cargo por disentir con el gobierno actual, habló de su preocupación por el impulso de los polos de desarrollo en torno a cada estación del tren y en su momento llamó a no repetir el desastre de la Riviera Maya.

Es pertinente solicitar que se revise nuevamente el plan del Tren Maya y considerar todavía la viabilidad de su conclusión en vista del alto impacto negativo que tendría sobre una de las zonas naturales más importantes de México.

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