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En el tema de desaparecidos las prioridades son distintas para los actores involucrados. La velocidad del gobierno para atender los miles de casos y para cumplir con los compromisos adquiridos este 2019 se encuentra por debajo de las expectativas de miles de personas que desde hace años recorren oficinas gubernamentales en busca de apoyo ante la desaparición de un familiar.
Madres y padres que ignoran el paradero de un esposo, hijo o hermano afirman que este gobierno sí escucha, pero no atiende.
En una revisión de las acciones que se planteó el gobierno federal en la materia, se registran avances escasos. Se planteó la construcción de cinco institutos regionales de identificación forense, pero únicamente se ha avanzado en uno. Se anunció la creación de un mecanismo extraordinario de identificación forense, pero aún no cuenta con personal ni con estrategia de trabajo. Las autoridades dijeron que aceptarían la competencia del Comité contra las Desapariciones Forzadas de la Organización de las Naciones Unidas para que visitara el país, lo cual no ha sucedido. Se habló sobre la creación de 15 panteones forenses, sin que nadie tenga conocimiento de los avances. De igual manera, no hay información sobre la creación de una base de datos genéticos a nivel nacional y una ley de identificación humana. Otra medida consistía en dotar de más personal a los Semefos del país, pero la política de austeridad impidió lograr esta meta.
En el único punto en el que hay avance es en la conformación de 32 comisiones locales de búsqueda, de las cuales se han integrado 29. La obtención de resultados de cada una es un tema aparte.
En el país hay más de 40 mil personas desaparecidas y 37 mil cuerpos sin identificar en los servicios forenses. Las noticias sobre hallazgo de fosas clandestinas se dan de manera frecuente. Por ese motivo, en marzo pasado se anunció que el Estado se dedicaría a la búsqueda de desaparecidos con todos los recursos “sin límite presupuestal”.
El fin del largo peregrinar de miles de familiares de las víctimas aún se ve lejos. Ellos no reclaman recursos para sus organizaciones o para sí mismos. Únicamente exigen acceso a la verdad y la justicia. No es mucho pedir.