Como preparativo al primer encuentro virtual que los presidentes de México y Estados Unidos sostendrán el lunes, el secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken, revisó con el canciller mexicano Marcelo Ebrard y la secretaria de Economía de México, Tatiana Clouthier, diversos temas de la relación bilateral, como la pandemia, el T-MEC, la recuperación económica de la región y la migración, pero en especial externó la preocupación de Estados Unidos por el sector energético mexicano y la contrarreforma eléctrica emprendida por el gobierno mexicano.
En este sentido, el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador ha reiterado la soberanía de nuestro país en materia de generación de energía, pero parece hacer de lado que México tiene firmados acuerdos con diversas naciones tanto para intercambio de insumos y tecnologías, como para colaborar en la protección del medio ambiente con la adopción de energías limpias que generen el menor impacto posible en el cambio climático que ya está en marcha.
Tampoco debería olvidar que sus principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, han manifestado su compromiso por las energías renovables y han exhortado a nuestro país a unirse a la protección de los recursos naturales, pero el presidente mexicano lo resiente como una intromisión y conmina a esos países para que se abstengan de señalarle rutas a nuestra nación, toda vez que desde aquí no se les marcan pautas a seguir a sus socios comerciales.
“Ellos opinan que nosotros debemos de actuar de una forma”, deplora el mandatario mexicano mientras apunta que nuestro país no se inmiscuye en los asuntos de Estados Unidos o Canadá, a la vez que exige respeto al manejo que hace México de su política eléctrica, la misma que en vez de encaminarse en la ruta del avance tecnológico y el bajo impacto ecológico, apuesta en su lugar por la generación de energía a partir de la quema de combustibles fósiles, cuya dependencia quedó de manifiesto con la pasada helada en el estado de Texas y que imposibilitó a México recibir el suministro de gas necesario para generar electricidad, además de que desnudó las afirmaciones de que nuestra nación contaba con excedentes de ese combustible, en tal cantidad que debía estudiar en qué mercados internacionales colocarlos.
México y su gobierno deben tener presente que es un deber adquirido que se cumplan los compromisos que se han signado en diversas negociaciones y foros internacionales, y que ningún país de los involucrados debe proceder sin consultar a los otros. Hay acuerdos multilaterales que están por encima de caprichos o de malentendidas amenazas a la soberanía nacional.