Una tormenta perfecta en formación se vislumbra en el corto plazo para el panorama financiero mexicano, en donde la conjunción de la inflación con la contracción de la economía, que ya se venía incubando en nuestro país desde antes de la pandemia, a la que ahora se sumarán los efectos internacionales por la guerra entre Rusia y Ucrania, en donde uno de sus primeros impactos, junto con un alza en los precios del petróleo, será el encarecimiento de los créditos como consecuencia de restricciones más severas que Estados Unidos ha anunciado que tomará para proteger su economía.

Si ya de por sí para México hay desde hace rato una crisis puesta en marcha por la caída internacional en los precios del petróleo, a la que se vinieron a sumar las malas decisiones de gobierno, luego disparada por la pandemia y ahora acicateada por la guerra en Ucrania, se alerta de un incremento en la tasa de referencia del Banco de México que encarecerá el crédito en nuestro país ya que se espera que el aumento alcance un 9% para fines de 2022, una marca no vista desde 2009.

Esta alza en las tasas de interés, que se sumará a la expectativa de inflación que se prevé que en México llegará al 6% para fines de este año, están gestando un panorama sombrío para la economía nacional, lo que hará más difícil el restablecer los niveles ya de por sí castigados antes del golpe que representó el arribo de la pandemia de Covid-19, y ya ni hablar de alcanzar grados óptimos de crecimiento que permitieran cierto estado de bonanza.

No obstante, y en medio de la 85 Convención Bancaria, la Asociación de Bancos de México (ABM) mantiene una postura más optimista, pues su presidente, Daniel Becker, indica que durante este año puede esperarse un panorama distinto debido a que “lo peor ya pasó” y el país está en la senda de una franca recuperación, gracias a una serie de oportunidades en materia comercial que se presentan para a raíz de la disputa comercial entre China y Estados Unidos, escenario en el que ahora se suma la salida de Rusia de los mercados internacionales como consecuencia de las sanciones impuestas a Moscú por Occidente.

Es por esto que el Estado mexicano debe buscar y cuidar toda posible inversión, tanto la interna como la externa, y dar garantías y estímulos para proteger los sectores productivos, como condición necesaria para cualquier deseo de crecimiento, y no arrojar señales de inestabilidad ni de que aquí no se sabe respetar lo acordado.