La ola de tsunami que se está levantando frente a México por el impacto de la pandemia de coronavirus en nuestro territorio, podría dejar graves estragos en la economía nacional de cumplirse los fatídicos pronósticos de analistas financieros internacionales.

Y es que según las proyecciones de la firma J.P. Morgan, una de las compañías de consultoría y servicios financieros más reconocidas en el mundo de los negocios, el panorama para México no se muestra nada halagüeño, pues hasta un millón 750 mil empleos podrían perderse y se generaría una caída de hasta 7% en el Producto Interno Bruto. Mientras que otros expertos consultados señalan que el índice de desocupación para la población mexicana podría sobrepasar el 5%, aunque ven una pérdida de puestos de trabajo ligeramente menor al millón de plazas, aunque detalla que entre éstas las más afectadas serían las denominadas como empleos de calidad, con ingresos superiores a los cinco salarios mínimos, cuya afectación podría alcanzar hasta a 600 mil personas.

En cuanto a la afectación por sectores, los más golpeados serían los de la construcción, el automotriz, el cementero y en sí casi todas las ramas de la actividad industrial, incluso los manufacturadores de alimentos procesados resentirían los efectos de una crisis de tales magnitudes. De ahí la necesidad de implementar medidas emergentes de rescate que permitan ir más allá de la inyección de los 400 mil millones de pesos prometidos por el presidente, para lo cual su gobierno debe acercarse al sistema financiero y posibilitar una política amplia de créditos que permita reactivar la economía de manera inmediata tras superarse la crisis sanitaria.

En el mismo sentido va el llamado hecho ayer por el presidente Andrés Manuel López Obrador durante su gira por el estado de Nayarit, para cuidar las fuentes de trabajo porque una caída en la economía nacional, “producirá desgracias”. Y por ello instó a no parar por completo y a hacer un sano equilibrio entre la prevención de la salud y el cuidado de la actividad económica, precisando que a diferencia de naciones de primer mundo afectadas también por la pandemia, que pueden darse el lujo de encerrar a sus habitantes para evitar el contagio colectivo, México tiene en contra el que más de la mitad de su población está en la economía informal.

Lo que dice el Presidente tiene razón: es una disyuntiva seria, pues a la vez que se tiene que cuidar la salud física de los mexicanos, también hay que vigilar la salud económica de México. Vaya dilema.

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