El de hoy es un suceso inédito en la vida democrática de México. Representa el esfuerzo de mucha gente, tanto en el Instituto Nacional Electoral (INE) como en el partido oficialista que lo propuso y lo llevó a discusión ante legisladores y autoridades electorales, y que hoy ven cristalizado este ejercicio de participación ciudadana que busca poner a consideración la permanencia del Jefe del Ejecutivo hasta el fin de su mandato, o su retiro anticipado de considerar la mayoría que los resultados de gobierno y la ruta elegida a seguir no son los idóneos para la nación. 

En un momento en que la autoridad electoral y el partido en el poder están acusándose mutuamente de haber emprendido una guerra sucia, de intervenciones indebidas, de violaciones constantes a la ley que rige el sistema de comicios, lo mejor es que la jornada de hoy se destaque por manifestar un carácter eminentemente civil, en el que los partidismos se hagan a un lado y quienes acudan a las urnas a expresar su voluntad, decidan libremente y sin presiones cuál de las dos opciones que se les presentan, es la que más conviene al país. 

Y si bien por austeridad se buscó reducir los costos de la consulta y se instalará un número menor de casillas que las necesarias en una elección regular, que eso no sea argumento para dar un menor rigor al ejercicio, pues para que pueda ser efectivo se requiere de la participación mínima de más de 37 millones de electores. 

No obstante, habrá que respetar la decisión de todos aquellos que han manifestado su oposición a participar e incluso de quienes dando argumentos, están convocando abiertamente a la abstención del electorado. 

El de hoy es un llamado a la civilidad y a evitar cualquier forma de confrontación, pues finalmente el instrumento que hoy se estrena es precisamente una herramienta de diálogo que busca conocer la opinión de los gobernados respecto a la actuación, las decisiones tomadas y los proyectos aún por emprender o concluir por parte del Presidente. Hacerlo así garantizará no solo la continuidad o no del mandatario, sino sobre todo la madurez política que, como país, México ha alcanzado.