Salvo por la contingencia sanitaria mundial que entre 2020 y 2021 impuso una menor necesidad de transportarse a raíz de la reducción de las actividades humanas, cada año se presenta en la Ciudad de México y con el aumento de las temperaturas, la necesidad de restringir el uso de los vehículos automotores, al sobrepasarse los niveles permitidos de partículas contaminantes suspendidas en el aire.
Pero con el regreso de prácticamente la totalidad de los mexicanos a sus distintas actividades, volvió también la contaminación causada por la combustión de hidrocarburos en los motores de millones de vehículos que circulan por las calles y caminos de toda la República Mexicana.
Por lo anterior, llama la atención la propuesta del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) y de Climate Focus, para naciones de América Latina en las que ha habido una importante y acelerada pérdida de bosques cuya existencia permitía purificar el aire de la Tierra, de retirar de sus ciudades buena parte o, en algunos casos, hasta la totalidad de coches, camiones, motocicletas y otros vehículos movidos por gasolina, que circulan por sus calles.
Según lo reportado en un informe preparado por los dos organismos, cuatro naciones latinoamericanas coinciden en la pérdida de bosques que hasta hace poco eran hábitat de comunidades indígenas, bajo cuyo cuidado, como lo comprobaron sus estudios, se conseguía capturar con la vegetación cantidades importantes de dióxido de carbono, lo que permitía a su vez retardar el cambio climático.
Sin embargo, la presión urbana y económica ejercida contra esas comunidades, llevándolas hacia su desplazamiento a las ciudades u otras regiones, llevó también a la desaparición del equilibrio ecológico alcanzado, con el consiguiente deterioro para los ecosistemas latinoamericanos y el aceleramiento del cambio climático.
Así, si se quisiera ayudar a revertirlo y no tener que esperar a la adopción de otras medidas, para que México pudiera cumplir con lo convenido en los Acuerdos de París (de reducir sus emisiones contaminantes a la atmósfera para el año 2030), tendría que prescindir de la tercera parte de su parque vehicular actual, y si la proporción parece excesiva, habría que comparar con la situación en Perú, donde el WRI aconseja deshacerse de la totalidad de los automotores que tiene registrados, mientras que para países como Brasil y Colombia la supresión sugerida tendría que ser del 80%. ¿Es un absurdo, una locura o podría ser posible?