Ante la posibilidad de que la cercanía con el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles induzca mayor presión urbana y turística sobre la Zona Arqueológica de Teotihuacan, ésta se encuentra incluida en la lista World Monuments Watch 2022, la cual contempla sitios del mundo que requieren “atención inminente” por considerar que su estatus de patrimonio histórico se encuentra en riesgo.
Desde 1987, Teotihuacan está inscrita como Patrimonio Mundial de la Unesco, por el notable estado de conservación de sus edificios y calzadas, por la extensión territorial que abarca y por el valor histórico, simbólico y cultural de la urbe que, hasta el día de hoy, constituye un enigma sobre su origen al no tenerse certeza sobre el pueblo que lo erigió, la razón de que fuera abandonada y ni siquiera el nombre real que tuvo la ciudad, ya que el de Teotihuacan se lo dieron los mexicas al asentarse en el Valle de México, quienes tuvieron conocimiento del lugar cuando este ya tenía algunos siglos de abandono.
El interés por Teotihuacan en el México moderno se dio a partir de las exploraciones que realizara el arqueólogo Leopoldo Batres a fines del siglo XIX y principios del XX, a pedido del gobierno de Porfirio Díaz, quien veía en las antiguas sociedades del México prehispánico el equivalente de las grandes civilizaciones del mundo antiguo, como la egipcia, la sumeria o la griega.
Entre los efectos y consecuencias que se temen de la expansión de la mancha urbana en torno al perímetro de Teotihuacan, está la construcción de nuevas edificaciones sin supervisión alguna sobre terrenos que podrían contener algún tipo de material con valor histórico que, en el mejor de los casos, se recupera pero sin notificar de su hallazgo a las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); mientras que, en el peor de los escenarios, se arrasa indiscriminadamente cualquier posible vestigio de importancia arqueológica o paleontológica.
Acertado entonces que ya haya una respuesta de la autoridad señalando los posibles riesgos que para los restos arqueológicos de Teotihuacan, podría tener una explosiva ampliación de la mancha urbana en sus alrededores. Plausible también la preparación de un plan maestro para contener los previsibles efectos no solo sobre los edificios prehispánicos, sino también sobre los pueblos cercanos e incluso en el aspecto ambiental, al considerar el cuidado del río San Juan y la protección de la fauna endémica de la zona. Es tiempo aún de hacer algo por nuestra historia y patrimonio.