Dentro de la serie Voces contra la Violencia a la Mujer, en la que este diario entrevista a mujeres de diversas ocupaciones y posturas ideológicas, la diputada Martha Tagle hace un señalamiento significativo: “No basta con que las mujeres estemos en el poder, sino que tengamos poder”, ello porque a su parecer, aun con la presencia paritaria de mujeres, los órganos de decisión siguen siendo ocupados por hombres.
La legisladora señala además que hay mucha simulación en cuanto a la equidad de género al interior de los partidos y al hacer sus postulaciones de candidatos, y aunque en los discursos se hable de paridad e igualdad de oportunidades, a puerta cerrada las mujeres siguen siendo objeto de chantajes, amenazas y violencia política para no dejarlas ocupar cargos en sus propios partidos.
Pero con todo, las mujeres están logrando llevar a la mesa de discusión temas que les atañen y analizados desde la perspectiva de género, para evitar que sigan siendo los hombres quienes decidan en cuestiones en las que las más o únicas afectadas son las mujeres, como el aborto, la desigualdad laboral o salarial, el cuidado de los hijos, la violencia intrafamiliar o hasta la injusticia de tener que pagar un impuesto por productos de higiene menstrual, lo que en los hechos se convierte en un impuesto por ser mujer.
Y entre esos asuntos a discusión, está el de la igualdad de oportunidades en todos los aspectos de la vida social, siendo uno de los pasos más sólidos en tal sentido el de la distribución paritaria de puestos de elección popular al interior de los partidos políticos.
Dentro del propio movimiento feminista hay un intenso debate en relación a si las cuotas de género son una solución a la discriminación que sufren las mujeres en la política, pero más allá de si se considera que éstas son necesarias o indispensables para equilibrar el reparto de presencia entre hombres y mujeres en la actividad política, lo cierto es que se debe trabajar desde la base misma de formación de cuadros de los partidos políticos, eso sí, con apertura de mente hacia la equidad de género.
Se debe estar alertas para que las cuotas no se conviertan tan solo en un instrumento para dar por resuelto un tema que no se arregla únicamente con presencia femenina en cargos de elección popular, sino con un trato equitativo desde el Estado mexicano hacia la mitad de la población que, todavía, sigue siendo mayormente relegada de la toma de decisiones.