En casi ocho décadas de vida de la Organización de Naciones Unidas, México ha ocupado en cinco ocasiones un lugar dentro del Consejo de Seguridad, uno de los principales órganos de toma de decisiones globales. En este mes México ocupa la presidencia del Consejo, motivo por el cual el presidente Andrés Manuel López Obrador realiza su segunda salida al exterior en los tres años al frente del gobierno.

Como país, hoy se presenta una oportunidad para adoptar un protagonismo positivo en política exterior.

La propia cancillería advierte la importancia del momento, pues prevé que pasarán al menos unos 20 años antes de que México vuelva a encabezar el Consejo de Seguridad.

Las funciones de ese órgano de la ONU son, entre otras, la de mantener la paz y la seguridad mundiales, atender y resolver las fricciones internacionales, regular los armamentos e incluso ordenar acciones militares contra un agresor.

Lo que analistas lamentan es que la estancia presidencial en la sede del organismo sea de unos cuantos minutos, lo que significaría desaprovechar una oportunidad o que sea interpretado como un desdén a la importancia del hecho.

Se ha anticipado que la línea discursiva se centrará en el combate a la corrupción y a la pobreza, como agravantes de conflictos sociales que pueden afectar la estabilidad nacional, regional o internacional, pero expertos consideraron necesario ampliar la agenda, para incluir temas más relacionados con la misión del Consejo de Seguridad.

Es deseable que con la asistencia del titular del Poder Ejecutivo a la sede de la ONU se evalúe la conveniencia de realizar más salidas al extranjero y de los resultados que pueden alcanzarse en cumbres internacionales y en encuentros bilaterales con mandatarios de otros países. Privilegiar el trato con naciones latinoamericanas no es errado por el alejamiento que se dio en los últimos años, pero la política exterior debe ir más allá.

Recuperar el activismo mexicano en el concierto internacional tendría que ser prioridad, sin que eso signifique nunca intromisión en la autodeterminación de los pueblos. Como nación se puede obtener más al tender lazos de amistad con las distintas regiones que optar por solo mirar el entorno cercano.