La pausa en la imposición de aranceles alcanzada ayer entre México y Estados Unidos debe representar el inicio de una nueva etapa de colaboración entre ambos países, abandonada en los últimos años. Desde el gobierno mexicano, a diferencia de la administración anterior, hay un cambio en el reconocimiento de la existencia de producción y tráfico de fentanilo de nuestro país hacia el país vecino, condición necesaria para comenzar a modificar la realidad.

La política de desconocer el problema y de prodigar abrazos, en lugar de combatir y someter a las bandas del crimen organizado, generó una lectura de tolerancia a la delincuencia y dejó en claro que ignorar los problemas no los desaparece, solo se desvía la atención para que no se muestren en su total magnitud, lo cual, pese a todo, ocurrirá tarde o temprano.

Por parte de Estados Unidos, tendría que venir la moderación y hacer a un lado la exageración mostrada en los discursos de Donald Trump como candidato y ahora en la presidencia, al referirse a migrantes o a naciones, como México, de ser la causa de sus males sociales o económicos.

La acusación lanzada el sábado en un comunicado de la Casa Blanca, de una alianza entre el gobierno mexicano y el crimen organizado, se dio con dureza y estuvo fuera de toda regla. Tales señalamientos no pueden emitirse sin pruebas; de haberlas, la obligación es trabajarlas de manera conjunta para depurar los niveles de autoridad que se encuentren infiltrados por la delincuencia. En el gobierno mexicano, desde el inicio de la actual administración, se han dado acciones que van en ese sentido.

Tampoco se debe olvidar el inmenso trabajo que también tendría que desarrollarse en Estados Unidos para evitar la venta de drogas en sus calles y terminar con las redes de distribución que operan en su territorio sin una aparente fuerza policial que las contenga.

Estados Unidos alza la voz para pedir que se termine el tráfico de fentanilo. Aquí, la población de distintas zonas del país han alzado la voz para exigir seguridad ante la presencia del crimen organizado. La tregua alcanzada por la negociación directa entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump es benéfica para la población de ambos países, como también lo serán los acuerdos de seguridad que se logren en las mesas de trabajo próximas a realizarse.

Cooperación y negociación es la ruta que han elegido México y Estados Unidos para los próximos 30 días. Una negociación en la que el gobierno mexicano ha hecho valer su voz, sin intimidarse ante la contraparte. Esa es la ruta más sensata y de ambas partes depende hacerla duradera.

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