El mercado laboral ha cambiado aceleradamente en los últimos años, en parte por el rápido desarrollo de la ciencia, y en parte por el impacto que significó la contingencia sanitaria mundial sobre las estructuras y esquemas laborales de todas las naciones, lo que hizo perder muchas fuentes de trabajo y que llevó a tener que reconfigurar otras más.

Tanto empleadores como grandes empresas dedicadas a la captación de recursos humanos coinciden que a este difícil contexto, se suma también un cambio de mentalidad entre las nuevas generaciones que ya no ven como prioridad de vida el prepararse para insertarse en el campo laboral y cuyas metas ya no son los ingresos económicos, sino la adquisición de experiencias de vida, por lo cual no se comprometen con un empleo y, de tenerlo, lo dejan sin más cuando éste ya no les satisface o no les da lo que buscan, más allá de un ingreso monetario para cumplir expectativas en el corto plazo.

En contraste con esta actitud, las empresas demandan de sus trabajadores conocimientos actualizados, resiliencia y creatividad, aptitudes que en el contexto actual se hacen cada vez más difíciles de compaginar entre lo que el campo laboral demanda y lo que la fuerza de trabajo disponible está dispuesta o capacitada para ofrecer.

Por lo anterior es que hasta un 43% de los empleadores reconocen no encontrar entre los jóvenes actuales al personal que requieren, en mucho por que los objetivos entre ambos son cada vez más dispares y alejados entre sí, y cuando llegan a empatar, es poco el tiempo en que mantienen la relación laboral, para después volver a empezar en un ciclo que para las empresas se vuelve de una altísima rotación de empleados, lo que termina perjudicando a las cadenas de trabajo.

Esto lo que evidencia es que falla la capacitación y los programas de estudio que no se actualizan al mismo ritmo que los avances tecnológicos y los cambios sociales. En este sentido se debe repartir la culpa de esta situación entre todos los componentes de la sociedad, y no recaer solo en los jóvenes.

Se tiene que analizar al sistema educativo de nivel superior que no está dotando a los estudiantes de las armas que se requieren para enfrentar la compleja realidad de los países en todos los ámbitos en los que se necesita de conocimientos, investigación, experimentación y perspicacia. Urge revisar este escenario antes de llegar a un colapso laboral por falta de profesionales capacitados.