El litio es un mineral al que la tecnología ha dado un uso cada vez mayor en los últimos años y es que tiene diversas aplicaciones, siendo la más socorrida la de su uso en baterías para casi la totalidad de todos los aparatos y dispositivos electrónicos que se usan en la actualidad y cuyo número crece exponencialmente con el avance de la cibernética.
El Servicio Geológico Mexicano (SGM) ha señalado 82 posibles yacimientos de litio en el país, de los que apenas se tiene conocimiento, pero que requieren más análisis para comprobar su presencia y la factibilidad de su extracción y aprovechamiento, y que podrían ser la llave hacia una nueva riqueza nacional.
De entrada se hace necesario liberar recursos presupuestales para exploración e investigación, ya que la queja inicial del organismo que ha emitido el aviso de su potencial como recurso natural, es la serie de carencias económicas que le impiden de momento comprobar la existencia y extensión de los posibles yacimientos detectados.
Además hay otras necesidades a corto plazo, como el capacitar gente para el estudio y extracción del litio, lo cual seguramente no será un simple “cavar y sacarlo sin mayor ciencia”, pues también exigirá que el proceso contemple la menor afectación posible a los ecosistemas en los que se haya detectado su presencia.
Asimismo, se podría plantear su aprovechamiento por parte de las industrias nacionales y no dejar que México se convierta en un simple proveedor del recurso a los países industrializados para que lo procesen.
Todo lo anterior conllevará además a replantear la política energética -actualmente orientada a la explotación de los combustibles fósiles- y considerar bajo otra perspectiva a los recursos minerales lo que a su vez demandará nuevos marcos legales para su manejo en México.
La apuesta por la explotación de ese recurso, para lo que se requieren más estudios a cargo de los científicos, los mismos que el gobierno actual hostiga y solo ve como adversarios y fuentes de corrupción.
En cuestión de recursos naturales y minerales, se ve que hay algo más en el horizonte además de petróleo. Es la oportunidad para poder superar a este último como la esperanza y tabla de salvación nacional, toda vez que obligados por el cambio climático, los combustibles fósiles están viviendo tal vez lo que serán ya sus últimos años.