En medio de un escenario de bajas ventas producto de la crisis generalizada en el mundo por la pandemia de Covid-19 , sumado a la escasez de algunos insumos básicos que ha llevado a aumentar el precio de sus unidades, la industria automotriz en México inicia su tercer año de caída consecutiva en ventas, lo que pone en aprietos graves a este sector considerado uno de los pilares para la economía mexicana y también uno de los principales generadores de empleo en el país.

Todavía en 2018, año en que comenzó a frenarse el sector luego de algunos años de crecimiento continuo, esta industria representaba para México el 3% del PIB nacional y 16.9% del PIB manufacturero, tras lo cual comenzó a registrarse un descenso vinculado a las amenazas que el expresidente estadounidense Donald Trump lanzó sobre los fabricantes de su país que poseen plantas en nuestro país.

Pero la caída drástica para esta industria llegó en 2020 con la pandemia y por la cual prácticamente no hubo ventas, en el 2021 fueron muy bajas y con este 2022, en el que no parece haber signos que indiquen un posible repunte, sería el tercer año acumulado de una crisis que solo amenaza con profundizarse, en gran parte debido a la escasez de semiconductores que no solo llevan a la paralización parcial de la producción sino también al encarecimiento de las unidades que sí pudieron ser terminadas.

Así, varias condiciones negativas se están conjuntando en un horizonte que se cierne sobre la industria automotriz asentada en nuestro país. Entre las situaciones desfavorables que se están presentando para la formación de negros nubarrones sobre los manufacturadores y distribuidores de vehículos automotores, están no solo las afectaciones a la cadena de producción resultado de la escasez de suministros —y que llevan a un alza en el precio de las unidades—, sino también la inflación y la presión salarial por el aumento a los mínimos, que juntas van a llevar a un encarecimiento de los créditos, para muchos la única posibilidad de hacerse de un vehículo.

Ante lo que se configura como la formación de una tormenta perfecta sobre el sector automotriz, a decir de los especialistas, el gobierno mexicano debe estudiar la forma en que podría apoyar a una industria que siempre ha representado la joya de la corona en materia de inversión extranjera en México y que ha dado empleo y expectativas de vida a tantos mexicanos. Al hacerlo, se podrá no solo conservar cientos o miles de fuentes de trabajo, sino también facilitar el acceso de los mexicanos a un vehículo.