La confirmación de que el cuerpo encontrado antier en el fondo de una cisterna, en un hotel de carretera del municipio de Escobedo, Nuevo León, es el de la joven Debanhi Susana Escobar Bazaldúa, desaparecida 13 días atrás tras acudir a una fiesta con unas amigas, no hace más que remarcar la impunidad que ha permitido crecer los feminicidios y la violencia contra las mujeres, y donde los aparatos de seguridad del Estado parecen poder ser burlados con facilidad por los criminales, ya sea que estos actúen en solitario o pertenezcan a grupos de delincuencia organizada.

Los padres de la chica que ahora se sabe fue asesinada, recriminaron, junto a otras voces de la opinión pública, que en las primeras investigaciones policiacas pudieron detectar una serie de fallas en la conducción de las pesquisas, en donde quedaron sitios sin catear y testigos sin interrogar, lo que dejó múltiples cabos sueltos que hacen que ahora con el hallazgo del cadáver sean más las interrogantes a resolver, tanto para poder reconstruir la cadena de hechos que llevaron al crimen, como a la ubicación y detención del o los responsables del feminicidio contra Debanhi.

De confirmarse la sospecha de que el cuerpo de la joven mujer pudiera haber sido ocultado en otro lugar y posteriormente depositado en un sitio ya revisado por las autoridades, revelaría un acto de alta premeditación que ya no solo habla de un elevado índice de criminalidad enfocada hacia las mujeres no solo de Nuevo León, sino de todo el país, pues lamentablemente el de Debanhi no es un caso aislado, sino uno que se vuelve de una perversidad cada vez más habitual.

Y mientras ayer se verificaron manifestaciones contra los feminicidios y las desapariciones de mujeres, hay colectivas que también denuncian reducciones drásticas en los presupuestos destinados a la lucha contra la violencia hacia mujeres y la atención a víctimas, y que al parecer al gobierno en turno no lo considera un asunto prioritario, donde la única forma de resolver las problemáticas en este sentido es con el reparto directo de recursos para que cada una de las mujeres violentadas se las arregle como pueda.

Ojalá que toda esa indignación y repudio que todo México siente y expresa contra la violencia y los crímenes cometidos contra mujeres, abra una nueva etapa de sensibilidad de las autoridades que las lleve a revertir esta terrible situación que azota a toda la República, en donde haya prevención y castigo para los feminicidas y violentadores.