Haber formado parte de la extinta Policía Federal no tiene que ser motivo de discriminación, mucho menos de explotación, aunque de acuerdo con una denuncia hecha a este diario, ocurre lo contrario en la Guardia Nacional, donde, en los hechos, hay personal de primera y de segunda.
Los elementos que conforman esta corporación provienen principalmente de la Secretaría de la Defensa y de la Marina, pero también están quienes pertenecieron a la Policía Federal, que fue desintegrada precisamente para dar paso a la Guardia Nacional. Hay bastantes señales que indican que provenir de la Policía Federal implica recibir un trato distinto al resto. Representa mayor número de horas de trabajo, menores ingresos y compensaciones, así como un trato desigual al momento incluso de recibir alojamiento o alimento.
Como ejemplo está la situación que viven alrededor de 500 guardias, todos exfederales, desde principios de enero en Ciudad Juárez, Chihuahua. Fueron desplegados para reforzar la presencia federal en esa localidad fronteriza, pero las condiciones para ellos no son las mejores.
Pernoctan en carpas de hule que filtran el agua, las literas en las que duermen son más pequeñas de lo normal y no les permiten otro tipo de alojamiento a pesar de que Ciudad Juárez ha sido golpeada por nevadas en los últimos días.
Para los agentes provenientes de la Defensa o de la Marina, las condiciones son diferentes. Cuentan con privilegios como dormir en sus cuarteles, en su cama, además de comer a las horas destinadas para ello. Los exfederales, según sus testimonios, comen en la calle o tienen que esperar a que les lleven alimentación, lo cual nunca es en la hora de la comida.
Ante las denuncias, se dio a conocer que un grupo de la Guardia Nacional se trasladó al lugar para mejorar las condiciones de alojamiento de los 500 elementos.
Para los exfederales, la intención detrás del trato es la de obligarlos a renunciar para que al final del primer semestre de este año no permanezca ningún elemento que haya tenido presencia en la Policía Federal.
Bien haría la Guardia Nacional en fomentar la imparcialidad en el trato a sus integrantes. Descalificarlos a priori por haber pertenecido a la Policía Federal sería un error. Para ello son necesarias reglas de evaluación y de cumplimiento de tareas. Esas son las que tienen que regir y no la estigmatización del personal.